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Pendientes de evocar los últimos ascensos a Primera del Racing, yo me quedo con el que aún entonan los trovadores de la Gradona de los ... Malditos como cantigas medievales: el ascenso del 93. Fue el ascenso que salvó al equipo de los infiernos para iniciar una nueva etapa dorada, y entre sus hombres había un jugador eléctrico, derrochador de esfuerzo y con buen disparo que se deslizaba por la banda izquierda. Era el rumano Marcel Sabou, refugiado del régimen dictatorial de Nicolae Ceaucescu que llegó al Racing de la mano del entrenador Felines.
Morir con 59 años es una injusticia, y una verdadera insolencia del destino hacerlo con esa enfermedad que te va descargando despacio y cruelmente la existencia del alma. Por eso la muerte de Marcel Sabou duele un poco más, como si el dolor nos emparentara más allá de haber jugado en nuestro equipo merced a esa extraña fortaleza que proporciona tanta adversidad como sufrió. Vimos a Sabou en los Campos de Sport solo durante dos temporadas, pero nos marcó en la de 1992-93.
Recuerdo el partido contra el Sabadell en la penúltima jornada. El Sabadell era un rival que ocupaba el farolillo rojo de la clasificación, así que aquello iba a ser un simple trámite, y así lo parecía tras un 0-3 que contagió de tranquilidad al Racing. Pero ya se sabe lo que le pasa al conjunto cántabro con los equipos que ya no tienen nada que perder. En veinte minutos el Sabadell empató el partido y el ascenso directo parecía esfumarse. Pero cuando el tiempo se había agotado, Sabou lanzó con maestría una falta directa por la escuadra que dejaba abiertas las puertas de la esperanza contra el Castellón. Sabou también marcó uno de los cinco goles al conjunto castellonense que no sirvieron para entrar a Primera de forma directa. Pero sí se logró en aquellos inolvidables partidos contra el Espanyol, donde Sabou participó activamente aportando ese esfuerzo con el que años más tarde se enfrentaría a la temible enfermedad.
Sabou se mostró solidario con el sacrificio del equipo racinguista. Marcó diez goles en los 75 partidos oficiales que jugó en el Racing y desde ayer ha entrado en el club de los legendarios futbolistas que abandonaron el terreno de juego de la vida para habitar el recuerdo de quienes les vimos dominar el balón. Es el primero que lo ha hecho de aquel legendario equipo del 93. Descanse en paz.
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