El plante anticipado
El asalto al palco que en enero de 2014 sirvió como prólogoa la liberación del club tuvo lugar durante la visita copera del Almería
El Racing vive momentos de ensueño, pero antaño también los hubo de pesadillas. Como cuando el árbitro pitó el comienzo del partido y los once ... jugadores del Racing se quedaron inmóviles, con la seriedad que inspira la preocupación; y firmes, con la decisión que proporciona la cohesión de grupo. Eran Sotres, Orfila, Barrio, Oriol, Saúl, Ayina, Andreu, Granero, Lafuente, Durán y Mariano. También los compañeros y técnicos del banquillo se pusieron de pie y adelantaron su posición hasta la banda para mostrar su apoyo a los titulares. Los rivales de la Unión Deportiva Almería, entonces en Primera División, también contribuyeron a escenificar aquel gesto de protesta con su solidaridad, porque con la posesión del balón fueron pasándoselo unos a otros sin intención de profundizar, hasta que pasados unos segundos lo echaron fuera. Así se inició aquel partido de ida de los octavos de final de la Copa disputado el 9 de enero de 2014.
La situación era insostenible. Tanto los exjugadores, como las peñas y los pequeños accionistas buscaban soluciones para derribar a un consejo de administración que estaba expoliando al club y aprovechaba la lentitud de la justicia para evitar su desalojo. Se pagaba el sueldo al presidente, pero no a los jugadores ni al resto de empleados. En la Copa, el equipo había quedado exento de la previa. Después se deshizo de L'Hospitalet (3-4), del Leganés en los penaltis (1-1) y la campanada fue que superó a un rival de Primera, el Sevilla, ganando en la capital andaluza (0-2) tras perder en Santander (0-1). Así llegó a los octavos para enfrentarse a otro equipo de Primera, el Almería.
Los aproximadamente 1.500 espectadores que acudieron a los Campos de Sport aquella noche aplaudieron la quietud de sus jugadores en los primeros instantes del partido. Más tarde la Gradona cumplió con su ceremonia de protestas del minuto trece con pitos y gritos que se extendió como nunca lo había hecho por la tribuna central, en los aledaños del palco. En el campo, el Almería anotó el gol en el minuto 26 y parecía conformarse con el resultado, como si presintiera a un Racing desmoralizado y debilitado por la situación. En la segunda parte, la superioridad andaluza continuó y Sotres, con sus paradas de mérito, estaba evitando una goleada. El Racing estaba tocado y el rival estaba a punto de rematar la faena.
En las gradas, los hinchas de la Gradona comenzaron a saltar desde la Tribuna Norte para recuperar sus localidades de Preferencia que el consejo había prohibido ocupar. Los saltos calentaron el ambiente. Un abonado situado al lado del palco estuvo increpando a Lavín con insistencia y se requirió a la policía nacional. Y surgió el grito rítmico: «¡Invasión, invasión!». Un grupo de unos veinte hinchas de la Gradona se dirigió a la valla de la Tribuna de Preferencia y comenzó a saltarla. Los guardas de seguridad no pudieron evitarlo y se dirigieron al palco para insultar y escupir al presidente y a sus acompañantes. Algunos futbolistas no resistieron la tentación de prestar atención a lo que pasaba en la grada, porque el espectáculo ya no estaba en el terreno de juego. De pie y expectantes, el público aprovechó para abroncar a los directivos, y se arrojaron objetos, llegando a patear al propio presidente racinguista que tuvo que esquivar varios lanzamientos, protegido por un guardaespaldas personal. La presencia de la policía nacional consiguió detener el altercado y el encuentro continuó.
El Racing, hasta aquel momento dominado por su rival, recurrió a los cambios. Entraron Koné y Concha e imprimieron velocidad y atrevimiento al ataque, sorprendiendo a unos rivales confiados en su superioridad. Concha anotó el empate cuando llevaba en el campo dos minutos, culminando una internada por la banda tras combinar con Koné. Cinco minutos después, el jugador de Costa de Marfil estuvo a punto de anotar el dos a uno tras un disparo cruzado que se estrelló en el palo. Tras quedarse con un jugador menos, el Almería se limitó a defender el resultado pensando en la vuelta. El partido de ida terminó con empate (1-1) y en Almería, el Racing se presentó sin miedo, sin complejos, con paciencia, con solidez, con una absoluta entrega y un grado de efectividad providencial. Los cántabros volvieron a imponerse a un equipo de Primera División (0-2) con dos golazos anotados por Mariano y Rubén Durán.
Aquel partido contra el Almería fue un anticipo de lo que ocurriría días después en el partido de vuelta de los cuartos de final contra la Real Sociedad. Los jugadores hicieron algo más que quedarse inmóviles. Se negaron a jugar en un acto que despertó al club de una pesadilla y abrió un camino de sueños que esta misma tarde se continuará andando.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión