El segundo más goleado
Tras los dos tantos recibidos ante el Andorra, el Racing ya es el segundo equipo que más encaja de toda la categoría de plata
Ya se ha convertido en un manera, pero no por reiterativo menos revelador. Después de siete jornadas, el Racing sigue encajando una media de dos ... tantos por partido. De hecho, en los últimos compromisos ha cumplido escrupulosamente esta estadística con un par de dianas en contra. Le han costado un empate en Córdoba en un partido en el que llegó a ir en ventaja (0-2) hasta bien entrado el segundo tiempo y después, con una renta de 1-2 y un futbolista más. Y, el sábado, una derrota ante el Andorra que poco a poco presentase candidatura a equipo revelación de Segunda. Los de José Alberto López son ya el segundo equipo más goleado de la categoría, con unos números propios de una formación que luche por la permanencia, y el técnico sigue sin encontrar la clave, más allá de un estilo de juego que exige mayor riesgo defensivo, para frenar la sangría.
En las últimas jornadas JAL ha modificado en varias ocasiones la línea y el sistema defensivo, en alguna ocasión por necesidades del guion (llegada de nuevos futbolistas, convocatorias internacionales), pero en la mayor parte de los casos por decisión técnica. El asturiano es el primero en repetirlo y el sábado lo hizo de nuevo en la sala de prensa de los Campos de Sport: «No podemos encajar dos goles en cada partido», pero la estadística es tenaz y lastra a los verdiblancos.
Ya durante la pretemporada JAL ensayó una línea de cinco defensas (o tres centrales y dos carrileros, si se prefiere) para tratar de solventar un problema que ya se había detectado el curso pasado. Al menos en lo que a resultados se refiere, la táctica funcionó, con muy buenos marcadores en verano que se prolongaron en las primeras jornadas de Liga. Sin embargo, tras el pleno de victorias en los cuatro primeros compromisos ligeros se ha abierto una mala racha que se extiende ya durante tres jornadas sin ganar en las que el equipo ha sumado un solo punto. El Racing mantiene su pegada, con cinco dianas en estos tres compromisos, pero el problema radica es que necesita promediar unos números de récord para sumar los tres puntos. Los cinco tantos en estos tres compromisos, un balance muy aceptable, solo han servido para sumar el solitario punto de Córdoba, que por si fuera poco supo a derrota. El motivo, los ocho goles encajados en esos mismos partidos.
Por el momento el entrenador ya ha probado diferentes parejas de centrales, incluidos los recién llegados Pablo Ramón y Facu González (aunque nunca juntos) y en diferentes fases, tanto la defensa de cuatro como la de cinco. Ha llegado a modificar incluso el esquema durante el partido o según el equipo tuviera o no la posesión, pero nada ha funcionado. Si el Racing ganaba era solo por una extraordinaria pegada a ritmo de récord. Ahora que es sencillamente muy buena, no resulta suficiente.
El problema defensivo de este Racing de bloque alto no radica sólo en la línea defensiva ni su portero, sino que resulta sistémico. Muchos futbolistas delante del balón, en un juego que hasta hace poco tiempo se agradecía, y la evidencia de que en ocasiones las líneas están muy separadas, no existen los suficientes apoyos en las tareas defensivas, a los mediocentros les cuesta asociarse con los centrales o los laterales, en esta primera fase del curso, y en líneas generales, paradójicamente defensivos aunque en la plantilla hay otros perfiles, y una defensa que hace menos de un año provocaba a la perfección el fuera de juego ve ahora cómo le cogen la espalda con relativa facilidad en cuanto el adversario busca el juego profundo y vertical.
La consecuencia, que el Racing tiene números de ascenso en ataque y de descenso en defensa y por tanto necesita una extraordinaria efectividad para sacar adelante los partidos. Una circunstancia que ha comenzado a hacer ya mella en el crédito de un entrenador cuestionado de una forma más general (siempre existen voces críticas) por primera vez desde que llegó a Santander.
También la experiencia de los dos últimos años, cuando el equipo perdió fuelle en la recta final de la temporada, con todo en juego, ha contribuido a desgastar la figura de JAL más allá de las evidentes responsabilidades de los futbolistas y, en especial (que no solo) de los dedicados a tareas defensiva o en su función en esta faceta.
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