El trío fantástico
Andrés, Vicente y Arana lideran la vanguardia del Racing del rocanrol, que después de un difícil momento anímico ha recuperado las sensaciones tras la victoria ante el Granada. Y, de paso, la puntería
El Racing del rocanrol; el que consiguió la renta de puntos que a la postre ha garantizado la fase de ascenso, era -es- un equipo ... coral, pero armado con vocación ofensiva en torno a tres futbolistas desequilibrantes que tienen ahora la oportunidad de demostrar que son futbolistas de Primera División que circunstancialmente juegan en Segunda. En torno a ellos se ha construido la plantilla y en ellos hizo el Racing el mayor esfuerzo económico. En sueldo y largo contrato en el caso de Íñigo Vicente, que llegó libre del Athletic en una gran gestión del director deportivo y no ha dejado de crecer en Santander. En un millón y medio de euros en concepto de traspaso en el caso de Juan Carlos Arana y una cantidad algo superior en Andrés Martín. Son los tres magníficos de la delantera, escoltados además por muy solventes acompañantes. Y en la hora de la verdad; en ese doble cara o cruz que afronta el equipo, muchas de las posibilidades están en sus botas. Los grandes futbolistas lo son siempre, pero están especialmente diseñados para las grandes ocasiones.
Quizá como toque de atención, tal vez para darle un respiro o puede que para reservar pólvora en el banquillo, José Alberto López sentó a dos de ellos, Arana y Vicente, en la penúltima jornada liguera en Elda, pero en la postrera, la que con la victoria ante un Granada que aspiraba a desbancar a los verdiblancos de los puestos de privilegio certificó la clasificación para la fase de ascenso, el tridente racinguista regresó al completo y ofreciendo su cara buena. De Arana fue el primer tanto. De Andrés un segundo justamente anulado por fuera de juego previo, pero en el que el sevillano demostró una vez más lo afinado de su puntería y Vicente trazó de nuevo una asistencia de delineante.
Todo indica, aunque hasta que JAL ofrezca la alineación no se puede dar nada por hecho ni por seguro, a que los tres serán titulares en el primer partido de una fase final en la que el Racing aspira a una gesta histórica: su décimo ascenso a Primera. Pero al adjetivo no se debe a la cifra redonda, sino a otro hito muy diferente y nada agradable. Nunca en toda su historia, desde que en febrero de 1929 se puso en marcha la Primera División, el Racing había estado tantos años seguidos -trece- alejado de la máxima categoría. Ahora, una terna de ensueño para la categoría encabeza el grupo que aspira al regreso. Con la responsabilidad que supone pero también con la seguridad de haber alcanzado la primera meta, la de entrar en las eliminatorias.
En común no tienen solo mucho fútbol. Se trata de tres futbolistas que ya han debutado en Primera, pero que sin continuidad en sus respectivos equipos optaron o se vieron obligados, según el caso, por dejarlos y mudarse a los Campos de Sport, a un Racing que construía un nuevo proyecto en el que sentirse importantes y con el que intentar regresar y asentarse en la élite con un nuevo rol. El de futbolistas importantes.
El primero en llegar fue Íñigo Vicente, a quien el Athletic dio en julio de 2022 la libertad liberándole de su último año de contrato una vez descartado para continuar en el primer equipo. Mikel Martija anduvo listo y ató a un jugador que tenía muchos pretendientes en la categoría de plata. Su juego hizo el resto y a la llegada de José Alberto ya era fundamental. El concepto futbolístico del asturiano privilegió después aún más su juego hasta convertirle en futbolista franquicia, un rol que ahora tiene más compartido pero que en un primer momento tuvo que asumir en solitario. Dos renovaciones casi consecutivas han prorrogado su vinculación con los verdiblancos hasta 2030. Constituye poco menos que un récord en el volátil y muchas veces cortoplacista fútbol profesional.
Juan Carlos Arana y Andrés Martín llegaron casi al mismo tiempo: sobre el cierre de mercado estival de 2023, a préstamo y con la competición ya arrancada. Ambos se hicieron imprescindibles, aunque las lesiones impidieron al sevillano tener continuidad, en especial en la fase final del curso, y despertaron el interés del Racing por hacerse con sus servicios en propiedad.
En primer lugar lo hizo con Arana, ejerciendo la cláusula de compra que incluía su contrato de cesión desde el Eibar: un millón y medio de euros que se abonaron sin acabar la Liga, en previsión de que pudiera enfrentarse a los armeros en un hipotético play off de ascenso para el que finalmente el equipo no se clasificó. El canario se comprometió con el Racing hasta 2028.
Más tuvo que esperar Andrés para cumplir su deseo de quedarse en Santander. El Rayo Vallecano incluso le citó para la pretemporada y sin cláusula de compra fue necesario negociar con los madrileños un traspaso que finalmente superó los números del de Arana. En una operación compleja hasta el final, ya de nuevo en Santander tuvo que esperar aún unos días para poder volver a trabajar con sus compañeros en La Albericia, pero tuvo premio: una temporada en la que ha batidos sus récords de goles y asistencias. Y con un contrato hasta 2028.

Andrés Martín
Sobresaliente en todas las facetas
Ha sido el MVP de Segunda. No solo del Racing, sino probablemente, de toda la categoría. Sus 16 goles le convierten en el tercer máximo goleador de la categoría por detrás de Luis Suárez y Panichelli –la marcha de Uzuni del Granada ayudó a su estadística– y le han hecho admás acreedor al Trofeo Zarra de la categoría de plata, que premia al máximo artillero español.
Pero un dato jalona mucho mejor su estadística de la temporada regular: sus 17 asistencias, que han dejado pequeños los ya extraordinarios números de Íñigo Vicente el curso pasado. Y, evidentemente, ha entregado 17 tantos a sus compañeros, haciendo mejor al equipo y reinvincándose como el mediapunta con el que cualquier delantero centro quisiera jugar.
Sus numeros
16 goles
17 asistencias
73 faltas recibidas
Ha ofrecido además un gran rendimiento durante toda la temporada. Es uno de los futbolistas que menos ha acusado los baches del equipo, tanto en diciembre como en febrero y mayo, y aportado tantos en los momentos más necesarios, cuando por un motivo u otro no llegaban los de Arana y Karrikaburu y, en ocasiones, cuando más atascado estaba el juego.
Otro argumento a su favor es su seguridad en los penaltis. Lanzador titular, solo ha fallado una vez desde los once metros y ha conseguido que en ningún momento se eche menos a Peque, jugador revelación y Trofeo Zarra de la temporada pasada traspasado al Sevilla por cuatro millones de euros. Una venta forzada que, al menos, hizo más factible la operación para retener a Andrés.
Sus 16 partidos en Primera División, todos ellos con el Rayo Vallecano, en los que no pudo estrenarse como goleador, se quedan cortos para su calidad y la condición que tuvo en su momento en Vallecas, a donde llegó como uno de los traspasos más caros de la historia del club. De ahí que después los vallecanos quisieran hacer caja para compensar aquella inversión.
Ahora, con la vitola de jugador más en forma de la plantilla –o al menos uno de ellos–, afronta una primera eliminatoria de la fase de ascenso con gran responsabilidad, liderando a los suyos al final de una temporada en la que lo ha jugado prácticamente todo y que tiene la oportunidad de adornar con el que sería el segundo ascenso de su carrera.

Íñigo Vicente
La magia vuelve a aparecer
Solo le falta, como ya le pidió José Alberto López a su llegada a Santander, aportar algo más de gol, aunque también es cierto que no es esa su principal labor en el equipo. Juega como Andrés a pierna cambiada y en sus botas, más que pólvora, hay imaginación. Es el jugador más diferente; el capaz de desatascar un partido con un pase clarividente o un hueco o jugada que solo él y su compinche en ataque –se entiende muy bien con sus compañeros de vanguardia– imaginaron.
Une a su indudable calidad un enorme carácter, que en alguna ocasión ha jugado incluso en su contra en forma de amonestaciones, pero que a su vez deja ver un gran compromiso.
Sus número
3 goles
10 asistencias
53 faltas recibidas
Ha atravesado un bache de juego coincidiendo con los peores momentos de juego y resultados de todo el equipo, quizá incluso contagiado por esta circunstancia, pero parece haber recuperado el nivel y ya frente al Granada se vio una versión de Íñigo Vicente que se acerca a la óptima que deslumbro el curso pasado y durante buena parte de este.
No parece haber acusado la suplencia frente al Eldense, que incluso le ha podido servir como acicate o para tomarse un pequeño respiro antes de su gran oportunidad de regresar a Primera División.
Si lo consigue, volverá a enfrentarse a su club de siempre: el Athletic en el que se formó y con el que llegó a debutar con el primer equipo, aunque con solo tres partidos en Primera División en la campaña 20-21. En este sentido el fútbol ha sido rácano con un futbolista de su calidad por diversas circunstancias. Una de ellas, su compromiso con el Racing, con quien se ha vinculado durante otros cinco años y medio cuando era una codiciada pieza en el mercado y le habían llegado ofertas.
A sus 27 años, está en plena madurez futbolística, lo que no significa en absoluto que no tenga aún más margen de crecimiento, y está en condiciones no solo de regresar en la élite, sino de convertirse en un jugador destacado en la máxima categoría, en la que dadas sus condiciones puede brillar sin acusar demasiado el lógico salto cualitativo y, con él, de exigencia.

Juan Carlos Arana
Con el olfato intacto
El ariete llega en forma en el mejor momento. Cuando más necesario es. Una lesión en el ecuador del curso le restó continuidad, aunque Jon Karrikaburu cumplió en el rol de suplirle en una temporada de menos ha más que concluye con el realista también muy entonado en la recta final. También atravesó momentos de sequía goleadora e incluso alguna suplencia, como la de Elda en la 41ª jornada (compartió banquillo con Íñigo Vicente) pero lo verdaderamente significativo del 'nueve' de referencia del Racing es que ha marcado en los dos últimos partidos: frente al Eldense en el segundo tiempo, saliendo como refuerzo, y el primero de la victoria ante el Granada.
Sus cifras
13 goles
0 asistencias
29 faltas recibidas
Los delanteros viven de los goles, que influyen así en su dinámica, con lo que el hecho de que haya visto puerta en la recta final constituye no solo un síntoma de recuperación del equipo, sino del propio Juan Carlos Arana, un punta de gran movilidad, muy del estilo del juego que le gusta a José Alberto, con instinto y que sabe generarse sus propias ocasiones, además de aprovechar los centros de los dos mejores asistentes de la categoría, con los que está ya muy compenetrado después de dos temporadas completas jugando juntos.
Es el único de la terna que no ha debutado en Primera División, pero conoce la dinámica de la máxima categoría. En la temporada 20-21, con veinte años, trabajó durante buena parte del curso con el primer equipo del Villarreal, aunque jugó con el filial.
Después le fichó el Eibar, entonces con un proyecto para regresar a la máxima categoría, pero no le fue bien en Ipurua y cuando el Racing pidió su cesión no solo la aceptó, sino que a los pocos meses ya había dejado claro que aspiraba a seguir en Santander. El millón y medio de traspaso abonado hace un año demuestra que es uno de los pilares sobre los que el club construye su proyecto deportivo, tanto si el equipo continúa en Segunda como si asciende. Y el canario, por su parte, aspira a debutar a los 25 años en la máxima categoría en un equipo en el que al fin tiene continuidad, aunque la lesión y otras circunstancias han impedido que tuviera tantos minutos como el curso pasado, lo que también ha podido afectar a sus números.
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