¿Y el VAR?
El polémico penalti frente al Andorra deja un mal sabor de boca en el Racing después de que, pese a lo dudoso de la acción, no entrara en acción el VAR, a diferencia de lo sucedido ante el Córdoba
Apenas se habían cumplido 50 minutos del Racing-Andorra, aún con empate sin goles en el marcador, cuando Eder Mallo señaló un penalti de Javi ... Castro al arrebatar el balón a Villahemosa ante el estupor general de grada, futbolistas y José Alberto. El colegiado tuvo tino, porque las imágenes posteriores señalaban lo que no se vio en directo (sí Mallo): un leve contacto que después el colegiado debe interpretar si es o no punible. Pero la duda surgió, máxime tras el riguroso penalti señalado la semana anterior a Salinas, en por qué no había entrado en acción el VAR.
Precisamente de la no intervención de los asistentes era de lo que se lamentaba al final del partido José Alberto López. «En la segunda parte hay una acción que lo cambia todo. El árbitro puede equivocarse en el penalti en directo, pero para eso está el VAR. Es para algo y todo el mundo que sabe de fútbol ha visto lo que ha pasado en esa jugada», explicaba el asturiano en la sala de prensa de los Campos de Sport. También, en la misma línea de reflexión que se hacía el racinguismo, ponía énfasis en el hecho de que en una oportunidad –frente al Córdoba, en el penalti señalado a Salinas– el VAR interviniera después de que el árbitro dejara seguir el juego y que en esta, sin embargo, no se le propusiera –o no trascendiera– la rectificación. «En las dos últimas jugadas hemos salido perjudicados», resumía el técnico verdiblanco.
«El árbitro puede equivocarse en elpenalti en directo, pero para eso está el VAR. Todo el mundo que sabe de fútbol ha visto lo que ha pasado en esa jugada»
José Alberto López
Entrenador del Racing
«El VAR no entra porque el árbitro indica que ha visto contacto, de modo que interpreta que no puede valorar la intensidad o si resulta o no punible»
Alfonso Pérez Burrull
Exárbitro internacional
La explicación, que en lances tan sutiles y sujetos a la interpretación, el árbitro principal es quien debe decidir. De hecho, la RFEF no ha publicado siquiera audios porque, sencillamente, no los hay. Colegiados consultados por El Diario explican que al existir contacto, si para el árbitro es suficiente el VAR no puede o debe hacer nada. Se limita a no actuar. Otro asunto es que no se apreciara contacto o se hubiera producido una infracción previa que no hubiera visto, pero desde el momento en que existe un contacto, como parece interpretarse de las imágenes, es el árbitro principal el que debe considerar si la acción es castigable o no, con el VAR queda al margen.
Lo concreta más el exárbitro internacional Alfonso Pérez Burrull: «Tal como interpreto, tanto la jugada como la decisión, arbitralmente hablando, parecen situaciones normales de juego, al margen de que pueda existir un contacto. Si nos quedamos con la acción en primera instancia, se observa una entrada fuerte, pero tocando balón, sin que nada apuntara en directo a un posible penalti que tampoco se reclamó. Cuando, como en este caso, un penalti es, por así decirlo, inesperado, es porque no se aprecia más que una acción de juego sin ninguna otra intencionalidad».
Hasta aquí la interpretación arbitral. Pero falta una segunda fase: por qué no entró actuó el videoarbitraje: «El VAR no entra en acción porque cuando repasan la jugada en la comunicación, el árbitro indica que ha visto contacto, de modo que interpreta que, por mínimo o no que sea, no puede entrar a valorar la intensidad o si resulta o no punible». El santanderino añade que en esos casos se debe entender, o así es la consigna, que «si se ha señalado penalti por contacto y efectivamente ha existido, es la decisión del árbitro.A partir de ahí, no se analiza nada más». Tampoco Mallo pidió que le mostraran la repetición en el tótem, de modo que se señaló la pena máxima que después Lautaro de León transformaría en el 1-0 para el Andorra. «Digamos que prima la decisión del árbitro, si bien una vez revisada la jugada cabe interpretar que se trata más de una acción de disputa de balón y no de un jugador que busque hacer falta, entre otros motivos porque el contacto es mucho menor que el golpeó al balón», añade.
En definitiva, y con el reglamento en la mano, es potestad del árbitro señalar la pena máxima, con lo que la decisión es correcta en el sentido de las directrices que se transmiten a los colegiados, como ya ocurrió una semana antes en el penalti de Salinas, que, en aquel caso, les costó dos puntos a los racinguistas cuando la pena máxima se transformó en gol ya en el tiempo añadido. Más interpretable es, en especial a tenor de las imágenes, que la jugada del sábado sea punible como penalti. Pero aquí es donde, pese a que medie la tecnología, prevalece la interpretación arbitral, y la de Eder Mallo fue muy clara. Si el árbitro principal no tiene dudas y las imágenes no le desautorizan de forma flagrante, no hay nada más que hacer.
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