Zverev saca del armario su diabetes
«Me escondía en el baño para inyectarme insulina», confiesa ahora el número 2 del tenis tras lanzar una fundación de ayuda a niños enfermos
J. GÓMEZ PEÑA
Martes, 9 de agosto 2022, 07:39
Alexander Zverev, actual campeón olímpico y número dos del tenis mundial, creció con pavor a las consultas médicas. Le detectaron diabetes cuanto tenía tres años. Sus padres, Alexander, un antiguo tenista profesional ruso, e Irina, entrenadora, recibieron con aquel pronóstico otra mala noticia en la voz de un médico: su hijo no podría ser deportista de élite. Con nueve años, 'Sascha' ya era lo suficientemente mayor como para entender el diagnóstico y, también, para soñar despierto con ganar algún torneo del Grand Slam. Recurrió a otros médicos. La respuesta fue la misma. El chaval, alemán de origen ruso, salía cabreado de cada consulta. Se negó a tapar sus sueños. Ocultó su enfermedad. Aprendió a vivir con ella en la intimidad. Y ahora, con 25 años, acaba de desvelar en 'L'Equipe' que es diabético y que lanza una fundación de ayuda a niños afectados y sin recursos.
Con 1,98 metros de altura, 90 kilos de músculo, rostro de modelo y éxito en el deporte, 'Sascha' Zverev viene de un «trauma infantil». Nadar contra corriente fortalece. La diabetes es una enfermedad autoinmune que destruye gradualmente la producción de insulina, la hormona que permite el paso del azúcar a las células. Sin insulina, el organismo se apaga, se queda sin combustible. La diabetes tipo 1 afecta, sobre todo, a los niños. Como 'Sascha'. Le daba «vergüenza» que los demás supieran de su enfermedad. Lo pasó mal en la escuela. «Se burlaban de mí. Una vez me robaron todo el equipo (medidor de azúcar y lápiz para inyectarse insulina) y luego lo encontré tirado en el suelo, todo roto».
La enfermedad le supuso un «trauma infantil», pero se negó a olvidar su sueño de triunfar en el tenis
Mientras se formaba como tenista tuvo que aprender a cargar con la diabetes: «En las fiestas de cumpleaños de mis amigos no me dejaban comer tarta. Me decían que no podía, que tenía la enfermedad del azúcar». Ya adolescente y convertido en una promesa del tenis, negó ante la prensa padecer la enfermedad. «Al principio, me escondía en el baño para inyectarme insulina», confiesa en 'L'Equipe'. Tampoco les contó nada a sus novias. «Estaba demasiado avergonzado». En esa lucha interior el éxito deportivo era su muleta. «Me demostraba a mí mismo que todos se habían equivocado», asegura. Ganar en la cancha era, en cierto modo, vencer a la diabetes.
Ahora, superada la vergüenza, lo cuenta e impulsa una fundación: «Todos los niños deberían tener la oportunidad de vivir una vida normal y lograr sus sueños como yo he conseguido los míos». Zverev salta a la pista con un medidor del nivel de azúcar en la sangre. Se controla cada vez que cambia de lado en el campo. Tiene a mano un suministrador de insulina. La diabetes le ha obligado al orden: a una dieta estricta y a una vida muy disciplinada. No hay dos diabetes iguales. La suya es bastante estable. Pero le hace estar doblemente concentrado, tanto en el rival como en su propio organismo. Ser diabético, asegura, le ha reforzado mentalmente. «Es el mensaje que quiero lanzar a través de mi fundación. Si eres lo suficientemente ordenado y maduro para manejar la enfermedad, no tienes límites. Quiero ayudar contando mi historia», lanza. Liberado.