Pastora Soler- Cantante
«El equilibrio, tan necesario, es mi mayor búsqueda y requiere mucho esfuerzo»La sevillana actuará hoy en el ciclo La Plaza con su último disco, 'Libra', compartiendo noche con India Martínez
«Estoy volviendo de… Tenerife». Pastora Soler (Coria del Río, 1978), hace una pausa para caer en dónde estaba ayer. Aunque el momento presente lo tiene más claro; una pausa en la playa con sus niñas, en un lunes que para ella es día de descanso. La cantante sevillana, con su último disco, 'Libra' (2022), el duodécimo de una carrera que comenzó cuando era apenas una niña cantando copla, estará hoy en el ciclo Música en la Plaza, junto a India Martínez.
–¿Una de las cosas más desconocidas de este trabajo es el esfuerzo que supone?
–Sí, la verdad es sí. Sobre todo cuando llega la temporada de verano, que son todos los fines de semana, de continuo. Una ya está en ese modo concierto casi a mitad de semana y quedan muy poquitos días libres. Cuando los demás disfrutan, tú trabajas, pero al final, son tantos años que ya se le coge el tranquillo.
–Tras tantos años, ¿estamos hablando con La Voz de España, como la definen?
–Bueno, ojalá. Es verdad que es un nombre que me han puesto y me encanta. Solamente con ser un referente, es algo que te llena de orgullo, después de tardar tantos años en ocupar un espacio en la música de mi país. Es gratificante y conlleva una responsabilidad también. Para mis conciertos me cuido mucho, estoy siempre pendiente, porque quien viene quiere escuchar mi voz y debo estar en plenas facultades.
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–Para llegar a ese nivel y responsabilidad, ¿es más importante el talento natural o la técnica y el entrenamiento?
–La técnica y el entrenamiento, lo tengo claro. Cuando cantas con quince años no es lo mismo que con cuarenta. Con un exceso de trabajo de muchos conciertos seguidos, es muy importante la preparación, la disciplina y la técnica. El don natural viene muy bien al principio, cuando eres joven y tienes que darte a conocer, mostrar lo que eres, pero con el paso de los años se sustituye por ello.
–A la Pastora de quince años que cantaba copla, ¿qué visión le merece el género a día de hoy?
–El año que viene hace treinta años que grabé aquel disco de copla y lo tengo mucho en mi retina. Al final hay muchas cosas que siguen estando igual. Quizá sea lo bonito de querer seguir alcanzando metas, sin ningún tipo de ambición, porque eso sí lo he aprendido, disfrutar de cada oportunidad. Pero sí que ha sido un camino muy largo, de mucho esfuerzo, mucho trabajo. Empecé con la copla y al siguiente disco ya intenté encontrar mi sonido y mi personalidad y eso me ha costado mucho esfuerzo, seguir siendo perseverante con lo que quería conseguir y sigo en ello. Soy una mezcla de muchas cosas, de muchos estilos.
–En ese camino, los últimos tres años han supuesto cambios importantes. ¿Se verán plasmados en el disco?
–Siempre decimos que los discos son un reflejo de tu momento vital y la vida sigue evolucionando, generando aprendizaje. En los últimos años ha habido mucho. Quizá desde el momento en que lo dejé todo y la vuelta, supuso un aprendizaje personal brutal. Retomar la carrera tras una pandemia fue otro. El nacimiento de mi segunda hija, los cambios familiares, te hacen aprender cuando crees que ya lo sabes todo. Y te sorprendes de ver que la vida te sigue enseñando. Eso se recoge en los mensajes de mi música. Con veinte años quizá todo estaba centrado en el amor y el desamor. Ahora me inquieta cantarle a la superación, la amistad, la pérdida, la maternidad…
–Ha hablado abiertamente de ese parón y la necesidad de recomenzar. ¿Le cansa que nos empeñemos en preguntarle por ese hecho?
–Sí, la verdad es que siempre es la pregunta de las entrevistas. Nunca he huido de eso, sino todo lo contrario. Cuando compartí con todo el mundo lo que me estaba pasando, tuve que atenerme a las consecuencias y me sorprendió cómo el revuelo mediático, precisamente porque no estamos acostumbrados a que alguien público admita que es humano y que tiene momentos de debilidad. Ser sincero y contar lo que te está pasando. Me siento orgullosa de aportar mi granito de arena a un camino que está por hacer. Hay que poder hablarlo y recibir ayuda. Si sirve de altavoz para que ese camino avance, me llena de orgullo.
–Recibió el Premio Mujer del Senado en 2008. ¿Con el tiempo que ha pasado, reconocer la labor de las mujeres sigue siendo una cuestión de agenda social?
–Con todo lo que está cayendo ahora, no sé si vamos para atrás o para adelante, la verdad. Siempre intento, como mujer trabajadora, como madre, estar ahí y siempre lo digo: también en esto queda más por hacer de lo que nos creemos. Damos pasos hacia delante pero ocurren cosas que nos hacen ir hacia atrás. La sororidad, esa gran unión que tenemos, es algo muy importante que sí ocurre en esta generación. Tenemos que luchar porque así siga.
–En este último disco, el concepto de equilibrio tiene una gran importancia
– Quizá sea mi mayor búsqueda. Es tan necesario... Por eso lo he titulado 'Libra'. Me ayuda que todo esté ordenado y equilibrado, para mi bienestar. A lo mejor el equilibrio total es imposible, pero que todo esté balanceado se consigue con mucho trabajo.
–Se ha adentrado en el mundo de las bandas sonoras con Roque Baños. ¿Buena experiencia?
–Ha sido algo muy bonito. Después de tantos años, cuando aparece algo nuevo, que no has hecho nunca, es una sorpresa que ilusiona. Hay retos por alcanzar aunque uno no lo crea.
–Cantar con Celine Dion, una de sus metas, se está complicando. ¿Qué otras cosas le ilusionan?
–Estoy muy ilusionada con ese treinta aniversario. Queremos hacer algo especial, aún no sé qué. Preparar los proyectos es algo muy divertido, muy intenso y algo sacaremos. Y aunque Celine Dion no es posible, no hace falta irse tan lejos; ya he cantado con Mónica Naranjo o Laura Pausini, artistas que me han marcado durante toda mi carrera.