«Llegar a vivir de la música en España es algo realmente complicado»

Lleva la música en la sangre –es hijo del cantautor Marcos Bárcena– y a sus 30 años ya ha conseguido el siempre difícil reto de poder vivir de ella. El músico, cantante y compositor Lucas Bárcena (Ruiloba, 1990) forma junto al también cántabro Daniel Torres y al marfileño Brahima Diabate el grupo de rumba y afro folk Tribubu, que fundaron en octubre de 2018 y con el que el año pasado ofrecieron 180 conciertos en ocho países. Tras grabar su primer disco de estudio, 'Tagama', del que estrenan ahora un nuevo single, 'Antifronteras', aspira a poder regresar a su tierra sin tener que renunciar a su prometedora carrera musical.

–¿Qué es Tribubu?

–Es un proyecto que comenzamos hace ahora dos años, en octubre de 2018, entre tres amigos: Dani Torres, que se encarga de la percusión y del que soy amigo de toda la vida, desde el colegio Ramón Lanza en Cabezón de la Sal, Brahima Diabate, de Costa de Marfil, y yo, que además de componer soy el cantante y el guitarrista de la banda.

–Pese a su corta trayectoria es un proyecto que se ha consolidado muy bien...

–Sí. Gracias a Tribubu ahora los tres viajamos juntos por el mundo, es un proyecto joven pero nos ha dado mucho trabajo. En 2019 hicimos una gira por ocho países y dimos 180 conciertos. También nos presentamos a un par de festivales internacionales de Alemania, que son bastante antiguos, tienen bastante nombre y va muchísima gente, y en los dos nos dieron el premio a mejor banda.

–¿Qué supusieron esos reconocimientos?

–Gracias a ese impulso y a esa motivación escribimos a Juanito Makandé, que es un artista andaluz muy conocido en el sur. Sabía que había creado un estudio en Mallorca, así que le dije que queríamos grabar nuestro primer disco y le envié unos vídeos para que viese lo que hacíamos. Le interesó mucho y nos invitó a su casa, fuimos en septiembre del año pasado y estuvimos hablando con él de las canciones y de cómo producir el disco. Decidimos grabarlo en directo en el estudio para que no perdiese esa magia que tenemos en los conciertos y ya en diciembre grabamos nuestro primer disco, que se titula 'Tagama'.

–El suyo es un estilo muy particular. ¿Cómo lo han definido?

–Nos costó un poco darle forma porque los tres porque venimos de mundos muy distintos dentro de la música. Al final fue Juanito quien lo definió como 'afro folk pata negra' (risas). En Tribubu hemos encontrado una fórmula que funciona muy bien, basado en mezclar ese folk urbano de estilo moderno del estilo a Mumford and Sons pero usando un cajón flamenco y un ballafon africano. Es una fórmula que está gustando muchísimo en todos los países a los que vamos.

–Girar por ocho países en el segundo año de vida de su banda no está nada mal. ¿Donde tocaron durante la gira?

–El año pasado empezamos en Alemania, en la ciudad Heidelberg, que es donde residimos desde hace unos años, y también dimos conciertos en otras ciudades del país. Después fuimos a Suiza, Italia, Francia, España, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.

–¿Por qué residen y comenzaron el proyecto en Alemania?

–Yo llegué con 19 años porque no tenía muy claro que quería estudiar, si ir a la universidad o viajar o... Viene a aprender un idioma y a conocer el país, por curiosidad, y me gustó la sociedad y sus sistemas de trabajo. Fue en 2009, en plena crisis, y viendo cómo estaba España decidí quedarme aquí. Con el tiempo les dije a éstos que vinieran y empezamos a trabajar todos juntos en un pub bastante famoso, en el que hicimos nuestros primeros conciertos con Nordakas, otra banda con la que todavía seguimos tocando. Con los años pusimos en marcha este trío con el que estamos viviendo un sueño y con el que queremos dar mucha caña durante mucho tiempo.

–¿Cuál es su formación en el mundo de la música?

–Cada cual lo ha hecho a su manera. Yo vengo de una familia de músicos y estudié piano desde los seis años, no en conservatorio, pero tenía clases semanalmente. Aún así he sido bastante autodidacta con la guitarra. Dani también había estado siempre en contacto con la música pero empezó más en serio al llegar a Alemania, aunque viene de una familia de músicos en la que hay muchos percusionistas y aquí empezó con el cajón. Brahima viene de una familia de músicos desde hace muchísimas generaciones y todos se dedican a su instrumento, que es el ballafon.

–¿Cómo les ha afectado profesionalmente la pandemia?

–El calendario de este año era una locura pero como a todos los músicos el covid nos ha complicado muchísimo la situación, hasta llegar al punto de tener más de 100 cancelaciones. Decidimos volver a la tierruca una temporada en verano para estar con la familia y pasar la ola. Una vez allí empezaron a llamarnos de nuevo desde festivales, aun con las restricciones, y la verdad es que desde mediados de agosto hasta ahora no hemos parado.

–Han conseguido lo que para muchos es sólo un sueño lejano: vivir de la música.

–Llevamos ya unos cuantos años en los que ya sólo nos dedicamos a la música porque con este proyecto hemos encontrado un sistema y una proyección que nos lo permite. Estamos muy contentos porque en el fondo lo que queremos es volver a España a vivir.Sabemos que vivir de la música en España es muy difícil y por eso no lo hemos hecho antes. Pero ahora que ya nos movemos por toda Europa queremos seguir haciendo pero desde España, y de paso entrar también en el panorama musical español.

–¿Cuándo podrá disfrutar de ustedes el público cántabro?

–Ahora es todo tan impredecible que es difícil saber o adelantar nada, pero queremos ir a tocar unos conciertos allí en diciembre, por Navidades.