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Gorka Hermosa y el recital del futuro

Gorka Hermosa y el recital del futuro

El acordeonista, acompañado por el cuarteto de cuerda María Blanchard ofreció un concierto impecable en Suesa, muestra de su dominio compositivo e intrepretativo

francisco san emeterio santos

Martes, 20 de agosto 2019, 07:45

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El pasado sábado 10 de agosto asistí al concierto que el compositor y acordeonista Gorka Hermosa y el cuarteto de cuerda María Blanchard, formado por Cristina Cubas, Laura Villar, Rubén Menéndez y Miguel Díez, ofrecieron en el jardín de la Casona del siglo XVI Solar de Bujadas en Suesa, en el municipio de Ribamontán el Mar para la asociación El Girasol Armónico.

El entorno natural resultó acogedor y amigable. Una temperatura perfecta y la ausencia total de viento protegió el acto. El verde oscuro del marco arbustivo de laureles, avellanos, fresnos, quizá algún arce -lo cierto es que esta vez no presté mucha atención a los tipos de árboles- y un veterano roble convertido en foro escénico, enmarcaron bajo su ramaje la entrada de los músicos.

El programa estaba integrado únicamente por obras de Gorka. Su producción ha recibido infinidad de galardones internacionales a un nivel de reconocimiento alcanzado por muy pocos músicos de este país. Sin embargo, lo más reseñable, en particular si uno se refiere a la música contemporánea, es que se continúa tocando con una sorprendente acogida por parte de acordeonistas y público de todos los países y culturas. Me atrevo a afirmar que hoy en día no existe ningún momento en el que no se estén escuchando composiciones de Gorka Hermosa en algún lugar del planeta.

La inocencia infantil de Alabei para acordeón solo dio paso al horror destructivo del mortal bombardeo que describe la juvenil Gernika. La versión para quinteto con acordeón mostró trágicos efectos sonoros que me transportaron al día del fatal ataque y casi contemplar con los oídos el pincel y la espátula de Picasso. Neotango Concerto y Four dances from Iberia son dos agrupamientos de cuatro piezas de estructura reexpositiva compuestas en diferentes momentos ordenadas en la secuencia de movimientos de una sonata o de un concierto con orquesta. El esquema rítmico de dos negras con puntillo y una negra hace caminar las dramáticas obsesiones de Ekia que preludian la pasión de la conocidísima Anantango; de igual forma, una introducción enigmática y un inimitable juego armónico de dos acordes edifican mi pieza favorita, Milonga del vent. Galliano en Santiago evoca la impresión que produjo en Gorka la escucha de un concierto del virtuoso francés: todo un derroche de fuerza y virtuosismo en estado puro. Las dificultades rítmicas de los cambios de compás de la velocísima Brehme basada en el folklore popular vasco aterrizan en un lugar de ensueño entre Portugal y el polo norte: Saudade Ártica. Dos homenajes a dos grandes, Zelaia y Paco propiciaron un festivo y frenético desenvolvimiento de jotas navarras, bulerías y cante jondo.

«Me atrevo a afirmar que hoy en día no existe ningún momento en el que no se estén escuchando composiciones de Gorka Hermosa en algún lugar del planeta»

Lo escenificación del jolgorio de lo más descarnado de los extremos geográficos, de la dualidad norte-sur de la Península Ibérica cerró el concierto.

De las diferentes versiones de la producción de Hermosa, la configuración de quinteto con acordeón ofrece evolucionadas posibilidades comparándola con los originales para solo. Las nuevas atribuciones melódicas con material estructural compositivo repartido entre todas las partes, la experimentación de efectos propios de las cuerdas y la importante exigencia técnica fueron brillantemente resueltas por el cuarteto María Blanchard. Cuatro instrumentistas de una altura artística equiparable al talento cubista de la pintora cántabra reivindicada.

Por encima de la contrastada talla de Gorka Hermosa como compositor y carismático virtuoso, observo tres factores que me han llevado a darle a esta crónica su titulo: la inclusión de obras propias en el programa del concierto donde el compositor y el intérprete vuelven a ser la misma persona en un retorno al romanticismo que apunta al porvenir; la continua implicación que el músico logra del público a través de explicaciones documentadas o sinceramente personales que preparan y sumergen al receptor en lo que va a escuchar y presenciar; y una naturalidad y un desenfado que cuestiona clichés y etiquetas sin perder el fin estético de una música elevada inspirada en el amado Bach. Los espontáneos aplausos entre movimientos convivieron con el sobrecogimiento del espeso silencio ligeramente quebrado por los guardianes ladridos del perro del vecino. La impresión final fue de satisfacción y entusiasmo. Se había participado de una velada puente entre el ayer y el mañana.

La labor de apoyo y difusión de la música clásica y de sus intérpretes, en especial aquellos relacionados con Cantabria, que llevan realizando durante varios años Marta Aguiar y Patrito Garnica a través de su asociación El Girasol Armónico, se ha convertido en este último lustro en un referente obligado de la actividad musical de la región. Una labor de generoso mecenazgo que resucita y toma el legado del espíritu decimonónico de los conciertos en los salones de diversas familias de melómanos de Santander. Impulso y devoción hacia la música culta que fue el germen del nacimiento de sociedades musicales como el Ateneo, la Sociedad Filarmónica, la Sociedad Lírica, el Liceo Artístico y Literario o los Conciertos del Casino desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX. Vivimos en el siglo XXI y la filantropía de los nuevos amantes de la belleza otorga renovadas alas al frágil vuelo de las notas en el aire.

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