Cantabria bate récord de contratos laborales en 2018 pero el 48,5% dura menos de un mes

El cambio de modelo productivo sufrido por Cantabria en la última década, con un paisaje a la salida del túnel que nada tiene que ver con el recordado antes de entrar en la recesión más reciente, igualmente ha provocado una transformación de las estructuras principales del mercado laboral autonómico. Con unos sectores tradicionales a la baja -pese a la ligera mejora progresiva de la industria-, el empleo actual en la Comunidad se vuelca en el negocio terciario, con la estacionalidad e inestabilidad propias de los servicios, más en concreto de la actividad turística y hostelera.

Personal dependiente de las administraciones públicas aparte, en ocasiones incluso también, buena parte de los trabajadores que están de forma permanente pendientes de las ofertas de empleo se ha acostumbrado a firmar varios contratos a lo largo de un año. La tendencia es clara en los últimos ejercicios, y 2018 no ha sido excepción. Más aún, Cantabria ha batido su récord histórico de contratación entre enero y julio al rubricar 154.359 documentos.

El dato, el mayor de la serie histórica desde 2002, momento en que el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) empezó a difundir las cifras por comunidades autónomas y por contratos -antes de esa fecha se ofrecían por colocaciones, por contratos sólo se aportaban a nivel nacional, explica UGT- también afianza la pujanza de la temporalidad. En términos absolutos nunca ha habido tanto empleo por tiempo limitado como el presente ejercicio, con 143.038 contratos durante los siete primeros meses de año. El análisis porcentual sitúa a este tipo de incorporaciones laborales con un 92,67% del total, proporción muy notable pero inferior a la de 2015, 2016 o 2017.

Este carácter efímero de los vínculos entre trabajador y empresa tiene su mayor crudeza si se va al desglose periódico de estos contratos temporales. En Cantabria, en este año récord, el 52,39% de las relaciones laborales esporádicas se extienden por menos de un mes, esto es, 74.941 documentos se sellaron con esa duración. Del total de la contratación, el porcentaje supone e l 48,5% El techo en este apartado se alcanzó en 2017, con 77.670 acuerdos, para un 54,56% de todo el empleo temporal rubricado entre enero y julio, el 51,1% de todos los rubricados. Unos guarismos que entroncan directamente con la mencionada dependencia del mercado cántabro respecto a la hostelería, negocio muy marcado por la estacionalidad y las condiciones meteorológicas.

Como referencia de la etapa precrisis, en 2007 se formalizaron 121.510 contratos, de los cuales 108.105 fueron temporales (88,9%) y 13.405 indefinidos (11,03%). Las relaciones inferiores a un mes suponían sólo el 30% del total.

Por géneros, hasta el 31 de julio se firmaron 77.184 contratos por hombres y 77.175 por mujeres, mitad y mitad en términos estadísticos. Eso sí, en cuanto a temporalidad, el 91,95% de los sellados por varones fue por un periodo limitado, mientras que el porcentaje en féminas alcanza el 93,38%.

En cuanto a ramas de actividad, la temporalidad se concentra en el ya mencionado sector terciario. Sobre los 154.359 totalizados, el porcentaje llega al 76,1%.

¿Y el empleo indefinido? La radiografía estadística de coyuntura sí que permite atisbar en este apartado cierta mejoría dentro del dominio incontestable de la temporalidad y la sucesión de contratos provisionales. En cifras absolutas se puede hablar de que 2018 supone el mejor registro desde 2008 (11.836), con 11.321 acuerdos permanentes suscritos en siete meses. Como comparación, en 2006 se sellaron 11.384 documentos de este tipo, 13.405 el año posterior. Ese guarismo supone un 7,33% del total de la contratación, y mejora la proporción de los tres ejercicios previos, con el suelo de la serie histórica en 2015 (6,22%), seguido muy de cerca de 2017 (6,33%). De nuevo por géneros, 6.212 fueron para hombres y 5.109 para mujeres. Más importante aún, hubo 1.699 contratos más de este tipo que en 2017, un incremento del 17,6%.

El presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, Lorenzo Vidal de la Peña, opina que «los análisis de datos actuales están desfasados por la realidad». El máximo responsable de la patronal regional cree que «nadie piensa hoy en día en un puesto de trabajo para 30 años. Yo como empresario tampoco sé si mi modelo de negocio será distinto en unos años y tendré que hacer cambios», amplía, para recalcar que «el puesto de trabajo ya no es fijo».

Según Vidal de la Peña, hoy en día hay «más movilidad. Hasta ahora hemos contemplado al trabajador como una parte pasiva, cuando realmente ahora es una parte activa en cuanto a su futuro laboral». Por ello, el mandamás de CEOE aboga por «abrir un debate para que la legislación sea acorde a la realidad actual. Ha cambiado todo, el mundo es muy distinto a 2002. Incluso esta Cantabria no es la misma que en 2015».

Para el secretario general de UGT, Mariano Carmona, «Cantabria es la cuarta autonomía española con una mayor tasa de contratos temporales en lo que va de año después de Andalucía, Extremadura y Navarra, lo que no debe de sorprender a nadie porque, de hecho, la región ocupa los primeros lugares del país en eventualidad contractual desde hace años».

Carmona va más allá y apunta que «lo peor ya no es que crezcan los contratos temporales, sino que entre ellos los que más aumentan son los de menor duración, los de menos de siete días, muchos de ellos de horas, que desde la crisis se han triplicado y ya representan el 40% de toda la contratación, cuando en 2008 eran poco más del 20% y la media nacional actual es de un 25% pese a que ésta también se ha incrementado».

Desde CC OO, su secretaria de Empleo, Laura Lombilla, expresa que «creemos que las estadísticas demuestran el uso sistemático por parte de las empresas de la temporalidad, el despido y la rotación de contratos y, nos atrevemos a asegurar, que en muchos casos cometiendo fraude de ley». A más, «CC OO Cantabria está muy preocupada por la precarización de la vida de personas con empleo, por cómo la llamada pobreza laboral se está convirtiendo en estructural y cómo algunos políticos siguen celebrando cifras absolutas sin someterlas al análisis y sin ponerles rostro».

Desde USO Cantabria, su secretaria general, Mercedes Martínez, afirma que «el balance del primer semestre de 2018 en la contratación laboral viene a reafirmar el rumbo económico por el cual se desliza Cantabria ante la falta de iniciativa política. Las nuevas coordenadas sitúan a la Comunidad como una región que abandona su carácter industrial, y por tanto reduce su solvencia en términos de sostenibilidad de su Estado del Bienestar. La abrumadora preeminencia del sector servicios provoca que la mayoría de las familias cántabras estén sometidas a la precariedad e inseguridad económica».