Cantabria supera la crisis a costa de más empleo público y camareros
Las estadísticas desde 2008 arrojan un envejecimiento progresivo y unos sectores tradicionales aún en horas bajas
La última actualización del índice de desempleo volvía a situar a Cantabria en la primera plana nacional. La Comunidad encabezó en junio la caída del paro en España y totalizó 34.620 personas inscritas en el Servicio Cántabro de Empleo (Emcán). Los agentes sociales, no obstante, ponían de nuevo el acento en la estacionalidad del mercado laboral local y su dependencia del sector servicios, así como la temporalidad intrínseca al negocio terciario estival.
Ahora bien, ¿en qué situación se encuentra la región en pleno contexto de crecimiento coyuntural? ¿Qué secuelas ha dejado la crisis económica? ¿Cómo ha cambiado estructuralmente el modelo productivo autonómico? Las respuestas hay que buscarlas en el Instituto Nacional de Estadística (INE) y su homólogo cántabro (Icane). La radiografía que arrojan las cifras, aportadas por el sindicato USO, respecto a la evolución en la última década presenta una Cantabria envejecida, con menos afiliados a la Seguridad Social y personas en edad de trabajar, así como un incremento notable del empleo público y la hostelería.
Como muestra -el gráfico que acompaña este análisis recoge los datos principales-, al término de 2008 había en hostelería 18.730 cotizantes, mientras que al cierre de 2017 los afiliados sumaban 20.101. Un incremento del 6,8% durante la última década que supone 1.371 trabajadores más en este campo. Dentro de la reseñable subida, es aún más destacable el incremento en la restauración, que se ha disparado un 9,7% al pasar de 14.079 empleados a 15.596. Es decir, una diferencia de 1.517 personas.
«Sólo un cínico puede sorprenderse con unos datos que son la realidad que se ve en la calle»
Lorenzo Vidal de la Peña | CEOE-Cepyme
Si el incremento de personal ligado a los negocios hosteleros es una realidad constatable con los datos, también llama la atención otro de los campos tractores en la creación de empleo tras la crisis económica. Cantabria suma 1.197 trabajadores más en organismos públicos que en 2008, un crecimiento del 8,8% en funcionarios y personal laboral al saltar de 12.279 afiliados a los 13.476 de 2017. Todo ello en un contexto de estrecheces presupuestarias y limitaciones en las tasas de reposición, que ha llevado a un elevado porcentaje de interinidad.
«Necesitamos con urgencia un nuevo modelo productivo; no se habla de ello por capricho»
Mariano Carmona | UGT
Otro sector muy dependiente del gasto público, como es el de Educación, igualmente es de los que más ha engordado tras el paso de la recesión. Los inscritos en el régimen general de la Seguridad Social subieron un 31,3% al pasar de 8.248 profesionales a 12.013, 3.765 afiliados más.
«Ya basta de números macroeconómicos que esconden la degradación de toda una economía»
Carlos Sánchez | CC OO
La otra cara de la moneda hay que buscarla en las actividades tradicionales y que habían sido el motor clásico de la economía. Agricultura, ganadería y pesca sufrió una contracción del 23% en los afiliados al régimen especial, 1.404 personas menos trabajando.
La industria manufacturera, aunque presenta ciertos síntomas de leve recuperación, a cierre de 2017 se dejaba 3.738 cotizantes en relación al comienzo de la crisis, una rebaja del 14,1%.
«El rumbo tomado por nuestra economía es el de una región en declive, vieja y subsidiada»
Mercedes Martínez | USO
Construcción, por su parte, es el nicho que más ha sufrido tras el estallido de la burbuja del ladrillo. En números, 12.287 autónomos y empleados por cuenta ajena, una contracción del 53% para caer de 27.460 inscritos a los actuales 14.573.
Preocupación
Según Lorenzo Vidal de la Peña, presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, «sólo un cínico puede sorprenderse hoy de unos datos que no precisan de mucho análisis porque son sólo la traducción a cifras de la realidad que cada día se ve en las calles de Cantabria: la Comunidad pierde población joven, pierde trabajadores y sólo crece en funcionarios y empleados de hostelería». Para el portavoz de los empresarios, «lo más inquietante es que, desde el presidente hasta el ciudadano que acaba de cumplir 18 años, todo el mundo en esta Comunidad se pregunta qué va a pasar pero muy pocos se preguntan ¿qué vamos a hacer?».
A su juicio, «a cada minuto a los cántabros se nos pide un aplauso a decisiones como incluir el lábaro entre los símbolos oficiales y el cántabru en la educación para fortalecer nuestra identidad. Pero lo que de verdad necesitamos es pensar cómo hacer de Cantabria no sólo una comunidad de vecinos sino una comunidad de objetivos. Ninguno de nosotros, ni empresarios ni políticos ni sindicatos vamos a cambiar por nosotros mismos la consolidada tendencia negativa en la que se encuentra Cantabria. Ha llegado a hora de asumir que este cambio tenemos que hacerlo juntos», razona.
Desde los sindicatos, Mariano Carmona, secretario general de UGT, opina que «si se analizan las estadísticas por sectores, es evidente el gran desequilibrio que hay en Cantabria entre todos ellos y que en estos años nuestra economía se ha hecho aún más dependiente del sector servicios y de algunas actividades profesionales concretas, mientras los demás sufren una pérdida de empleo más que significativa». Además, recuerda que «cuando tanto se habla que necesitamos con urgencia un nuevo modelo productivo no es por mero capricho, todos los datos de empleo y de población confirman esa necesidad, reafirman que el crecimiento económico no puede sostenerse con un desequilibrio entre sectores como el actual».
Los jóvenes no tienen hueco en el mercado laboral autonómico
Más allá de la caída en afiliaciones y población activa, el censo de Cantabria igualmente recoge una ligera rebaja general –0,3%, 1.843 personas menos al pasar de 582.138a 580.295– y, más importante aún, un envejecimiento evidente. Si antes de la crisis había 92.323 cántabros mayores de 65 años, al final del pasado año se totalizaban 100.341 personas, un 8% más, esto es, 8.018 ciudadanos. UGT pone el foco en esta cuestión, especialmente en la huída de trabajadores jóvenes. Según Mariano Carmona, secretario general de la organización, «el primer gran problema del mercado laboral de Cantabria hoy en día es de edad, porque la pérdida de empleo acumulada desde el año 2008 se asienta exclusivamente en personas jóvenes menores de 35 años, lo que genera ciertas incertidumbres sobre el futuro de la región». Según el sindicalista, «el mercado laboral es cada vez menos atractivo y más precario, no ofrece soluciones de futuro e incentiva la emigración».
En la misma línea se pronuncia su homólogo de CC OO, Carlos Sánchez. «Estos datos de seguimiento dejan ver la necesidad de impulsar el cambio de modelo productivo para dar salida a una región que comienza a asfixiarse ante la falta de oportunidades de empleo de calidad». Como complemento, critica que «el espejismo del crecimiento de afiliación debe ser analizado en función de la calidad del mercado laboral. Ya basta de números macroeconómicos que esconden la degradación de toda una economía».
Desde USO, su máxima responsable, Mercedes Martínez, reprocha que «la radiografía del empleo y la evolución del sistema productivo en Cantabria en la última década no deja dudas del rumbo tomado por nuestra autonomía ni tampoco del futuro que le espera. Una región en declive, vieja y subsidiada».
Según su criterio, «la mayor parte de los parámetros económicos y demográficos estratégicos para la viabilidad de una región europea parecen encender la luz roja en Cantabria. La falta de planificación y de acción política hace que sean los propios recursos naturales quienes tiren de la autonomía y su economía», anota.