«La conciliación para todos es la gran asignatura pendiente de este país»

-¿En qué consiste el proyecto Chicas Imparables que va a desarrollar en Santander?

-Es un proyecto para que las jóvenes de 15 a 18 años tengan la oportunidad de descubrir sus propias habilidades. Siempre tienen muchísimas más de las que creen. Queremos dotarlas de técnicas para que descubran nuevas herramientas. Trabajan en muchos campos con sus propios proyectos y en equipo. En la práctica supone una apuesta por sus propios liderazgos y por que ellas crean que se puede soñar a lo grande y sin límites.

-¿Por qué son necesarias iniciativas de este tipo?

-Nosotros trabajamos por un mundo 50-50 en pos de la inclusión en el mundo profesional de todo aquel que quiera trabajar. Creemos que hay dos territorios en los que las mujeres no se incorporan con naturalidad. Uno, el de la tecnología, donde seguimos viendo cómo las niñas son reacias y muestran poca pasión. El segundo, el de los liderazgos. Las mujeres, por muchísimas razones, abandonan la carrera profesional o no la desarrollan como ellas querrían. Incluso no reclaman posiciones de liderazgo con la naturalidad de los hombres. Por lo tanto, trabajamos en estas materias con las chicas, dándoles la autoconfianza que les permita creer que pueden desarrollarse profesionalmente sin barreras; también apasionándolas por materias como la tecnología para que sean capaces de desenvolverse en un futuro que va a ser imprescindible.

-¿Qué cambios hay que acometer en este país tanto a nivel educativo como cultural?

-Hay que pensar que estamos hablando de una causa justa. Queremos que la siguiente generación de niñas tenga las mismas oportunidades. No queremos menos para ellos, pero tampoco que ellas renuncien a ciertas cosas, perciban menos salario... Nosotros las tratamos desde el mundo de vista corporativo. Creemos que las empresas tienen mucho que decir y ayudar mucho. El 70% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) los pueden implementar las compañías. Ninguno de ellos puede alcanzarse si no creemos de verdad que debe haber inclusión.

-Habla de la empresa, ¿cómo se puede lograr una conciliación efectiva de las responsabilidades familiares con las obligaciones laborales?

-Esta es la gran asignatura pendiente. La conciliación para todos. Creo que además debemos incorporarla a otra palabra: corresponsabilidad. Se requiere un cambio cultural profundo, que las nuevas generaciones sí que lo tienen incorporado. Confío mucho en que los chicos y chicas que vienen ahora convivan con esa igualdad y corresponsabilidad. ¿Por qué ellos no van a disfrutar de la familia y las oportunidades de una vida personal plena? La familia tiene que ser una pasión, no una tarea obligada. Esto favorecería lo que es un reclamo: que las familias puedan tener los hijos que deseen.

-¿Cómo ha afectado la pandemia a la desigualdad de género?

-Lamentablemente, ha aumentado. Las crisis siempre impactan en los sectores más vulnerables y las mujeres son las que padecen contratos menos estables, reducciones de jornada y trabajos de menos nivel, entre otros. El desempleo ha impactado más en las mujeres. No digamos ya en las mujeres mayores cuando pierden los empleos.

-¿Qué hay que hacer para incluir esta igualdad efectiva en el contexto que viene de reconstrucción postpandemia?

-Darnos cuenta de que cuando hay diversidad e igualdad de oportunidades se genera riqueza. Está comprobado y cuantificado, desde la ONU hasta el Fondo Monetario Internacional, que han puesto datos sobre cómo crecería el PIB. Las empresas españolas saben que cuando hay igualdad y diversidad los equipos son más felices y productivos. Aquellas que no lo hagan sufrirán en su reputación.