Alberto González
El responsable acudió esta semana a Cantabria para firmar un acuerdo con el Racing y repasa junto a El Diario Montañés los retos y oportunidades de la movilidad urbana
Cabify aterrizó en Santander con cinco vehículos años atrás, una situación que nada tiene que ver con la actual, pues en la capital cántabra la ... compañía VTC encuentra unos amplios márgenes de crecimiento. Como referencia, ha cerrado el tercer trimestre del año con una subida en la facturación superior al 50% en relación a 2024 y rebasará en el ejercicio actual la barrera de los 100.000 nuevos usuarios registrados en Cantabria. Durante la etapa veraniega, más de 200.000 usuarios utilizaron la aplicación en la región, con el aeropuerto consolidado como tercer destino con más estimaciones.
Alberto González, director general de Cabify España, estuvo el miércoles en Santander, donde firmó un convenio de colaboración con el Racing. El portavoz destaca el margen de desarrollo que aún tiene su organización, así como la estrategia para expandir su servicio hacia nuevos municipios de Cantabria, además de armar una cobertura estable por la cornisa norte del país.
–¿Cómo describiría el momento actual de Cabify en España y cuáles son las prioridades de la compañía en un mercado cada vez más regulado?
–Estamos en un momento de mucho optimismo. Hemos consolidado una posición en las principales capitales de España y una estrategia de expansión en las ciudades más pequeñas, entre las que incluyo Santander. Ahora con el último lanzamiento de Bilbao y la apuesta por Santander y el acuerdo con el Racing estamos terminando de consolidar esa estrategia que hemos seguido. Somos muy optimistas porque apuntamos a crecimientos muy significativos tanto en algunas ciudades principales como a seguir expandiéndonos por todo lo que es el corredor norte de España. Diría que soy más optimista incluso de lo que hemos sido hasta ahora.
–¿A qué niveles de crecimiento se refiere?
–En las ciudades que hemos tenido más capacidad de traer licencias hemos crecido a doble dígito. Un dato interesante que puedo dar es la penetración actual de Cabify: incluso en las ciudades donde estamos más consolidados todavía tenemos un recorrido tremendo, porque estamos en ratios del 20% sobre la población. Entonces, crecemos a doble dígito y aún tenemos unas perspectivas de seguir mejorando. Es muy alentador e interesante ver que aún la movilidad digital tiene un nivel de penetración relativo para todo el potencial que atesora.
–¿Qué presencia tiene a día de hoy Cabify en Cantabria?
–A lo que apuntamos principalmente es a ir ampliando nuestra zona de actividad una vez hemos logrado asentarnos Santander. Es la ciudad que solemos poner más de ejemplo cuando hablamos de calidad de servicio, de control de la flota disponible y los indicadores de satisfacción de los usuarios. Es la que más destaca en ese sentido. Ahora bien, somos conscientes de que los límites de Santander son los que son, la población que tiene es la que es a pesar de los aumentos estacionales. Por ejemplo, este verano ha sido realmente significativo el crecimiento que hemos registrado, pero entendemos que hay un potencial en la conexión con todos los municipios costeros, limítrofes y también con esa conexión del corredor norte con Bilbao y con Asturias. Aún no operamos en el Principado, pero sí en Galicia.
Entonces, hemos desarrollado una estrategia donde la solución de Cabify empiece a penetrar al resto de municipios periféricos de Santander, así como en ayuntamientos costeros. Eso pasa por tener categorías mejor adaptadas en cuanto a precios y a tipologías de viajes. Además, lo haremos con coches eco y eléctricos, intentando impulsar lo que hemos hecho hasta ahora. Es un crecimiento coherente y sostenible: aumentamos la flota a ritmos que crezca la demanda, porque hay que salvaguardar los ingresos de las personas que están ahí.
–El debate sobre la convivencia entre el taxi y los VTC continúa vigente. ¿Cuál es, a su juicio, el modelo de equilibrio más justo?
–Creo que el más equilibrado es aquel en el que la VTC se entiende como una licencia que ha emergido en un contexto nativamente digital, por donde tiene que mediar una aplicación y una contratación del servicio digital. El taxi tiene un denominador común que nadie cuestiona: ser ese servicio que además de poder complementar la oferta de movilidad digital de las plazas tiene la posibilidad de hacer los servicios físicos en la calle. A través de las paradas o simplemente pudiendo recoger a un usuario que lo solicite en la calle. Esto, que parece una tontería, creo que deja bien marcados los límites de lo que es el entorno digital frente al entorno digital más físico. No obstante, a partir de ahí, creo que al taxi hay que seguir dándole opciones y soluciones que le permitan complementar su actividad, pues no en todos los momentos hay suficiente demanda en la calle. Nosotros atraemos como plataforma digital un público obviamente más digital, con otros hábitos de consumo, donde posiblemente la opción de precio cerrado es más importante para tener la seguridad y la tranquilidad de cuánto vas a pagar y demás. Y nuestra tecnología está disponible para conectar con otros vehículos. Por ejemplo, integramos más de 5.000 taxis en Madrid, hoy registrados en la plataforma, y la aspiración es que en Cataluña y en todas las autonomías donde se nos pueda abrir la puerta a una potencial entrada del taxi, estemos listos. Eso sí, marcando bien la diferencia, yo creo que eso es importante y debería dar más tranquilidad al taxi.
–¿Qué porcentaje de su flota es eléctrica y que metas se fijan para 2030?
–La meta que tenemos para 2030 es que nuestra flota propia sea 100% eléctrica. Obviamente, esto depende en gran medida de que la infraestructura de carga rápida se desarrolle. Necesitamos un desarrollo de infraestructura de carga ultra rápida y que sea en paralelo a la entrada de nuestros vehículos eléctricos. Un dato, casi el 90% de los kilómetros que hicimos en Santander en 2024 fue ya con coches eléctricos o denominados eco.
–El sector VTC ha sido criticado por la precariedad de algunos conductores. ¿Qué hace Cabify para garantizar condiciones laborales justas y estables?
–Nosotros tenemos dos tipos de colaboradores. Unos son flotas que básicamente trabajan para la plataforma y emplean a sus propios conductores. Aquí lo que hacemos, y el ejemplo de Santander es uno de ellos, es asegurar el ritmo de entrada de vehículos en función de la demanda, de modo que garantizamos una estabilidad en los ingresos porque al final los salarios son una consecuencia directa del ingreso que genera un vehículo. Si nosotros de un día para otro en el mercado estamos poniendo 100 vehículos más, pues básicamente se va a diluir casi el mismo ingreso entre muchísimos más vehículos. Por otro lado, con nuestra flota propia tenemos convenios propios y formación continua. Además, buscamos la contratación de perfiles que puedan estar en una situación de empleabilidad complicada, como personas de edad más avanzada, ya en los últimos años, o colectivos específicos, como las mujeres.
–¿Cómo imagina el transporte urbano en diez años y que lugar ocupará su empresa en este nuevo escenario?
–La multimodalidad será una realidad, lo que quiere decir que la posibilidad de que desde tu domicilio a un aeropuerto sea todo parte del mismo trayecto, donde reservas un Cabify, tienes el tren o lo que sea, o una alternativa de transporte público te conecta con la mejor parada. Además, creo que la entrada del vehículo autónomo será una realidad en la movilidad urbana.
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