Sniace mantiene una deuda superior a los 155 millones tras la venta de casi todos sus activos
Los administradores concursales señalan al juez que no esperan que el Gobierno regional emita informe de los análisis de riesgos del suelo al menos en un año
El informe trimestral que los administradores concursales de Sniace remiten de forma periódica al Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Madrid sirve de termómetro fiel para seguir el devenir de la liquidación del complejo industrial de Torrelavega, su dinamismo y, especialmente, el horizonte estimado para su finalización. El último documento enviado, correspondiente al periodo que va entre marzo y comienzos de junio, igualmente arroja una conclusión que supone todo un jarro de agua fría para las decenas de sociedades enlistadas a la espera de cobrar tras la quiebra de la compañía: los créditos contra la masa acreedora -la deuda pendiente de hacer frente- de las sociedades del Grupo, esto es, Sniace, Celltech y Viscocel, se mantiene estable por encima de los 155 millones tras la venta y enajenación de la mayoría de activos.
De hecho, ese pasivo ha crecido en más de medio millón en los últimos dos años a pesar de todos los traspasos de terrenos, negocio forestal y achatarramientos. En junio de 2023 las obligaciones sumaban 155,09 millones frente a los 155,63 actuales. Por el camino, entre otras operaciones, se enajenaron los suelos a RIC Energy y Copsesa por más de 6,7 millones y se firmó la venta del perímetro forestal a Ence por 10,8 millones, entre otras actuaciones.
LAS CLAVES
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0,5 millones ha crecido la deuda contra los acreedores en dos años pese a todas las ventas.
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2,6 millones de saldo acumulan las cuentas bancarias de las sociedades de Sniace.
Según el documento remitido al juez Andrés Sánchez Magro por los concursales José Luis Ramos Fortea y Pedro Vilella, el Grupo Sniace tiene en la actualidad de saldo en sus cuentas 2,63 millones, una partida que ha aumentado respecto a actualizaciones previas, especialmente en este último periodo del que se ha dado cuenta por la venta de unas hileras por más de 370.000 euros.
Esta evolución parece acreditar que la liquidación de Sniace dejará el mayor quebranto en este tipo de insolvencias en la historia de Cantabria. En la otra cara de la moneda, la extensión del procedimiento, puesto que el Consejo de Administración solicitó el cierre de la factoría y la consiguiente disolución en febrero de 2020. Más de cinco años y aún no se atisba el final del proceso.
Horizonte difuso
No se entrevé, de hecho, según las últimas informaciones de los propios administradores. Sniace se encuentra actualmente enfrascada en la descontaminación de los terrenos y la gestión de los residuos derivados del desmantelamiento. En junio remitió al Gobierno de Cantabria, en concreto a la Consejería de Medio Ambiente, los Análisis Cuantitativos de Riesgos (ACR) derivados de las diferentes catas y prospecciones hechas en el suelo para conocer el grado de contaminación. Según explican los administradores al juez, el informe de valoración de dichos ACR por parte de la Administración «podría llevar más de un año», aunque este es un escenario de máximos y el Ejecutivo suele resolver en mucho menos tiempo. Dicho de otro modo, todo el proceso de liquidación se extenderá presumiblemente hasta bien entrado 2026 y, en función del desarrollo de los acontecimientos y la toma de decisiones, las autorizaciones ambientales no podrían cerrarse hasta entonces o incluso 2027, lo que demoraría el proyecto del hidrógeno
Sniace, en paralelo, realiza muestreos adicionales requeridos por la Confederación Hidrográfica, además de pruebas en los suelos de la zona de Poliamida, cuyos resultados igualmente remitirá a la Administración.
Respecto al resto de la gestión de los residuos, los actuales gestores de Sniace la dan prácticamente por rematada a la espera del Gobierno.