La OTAN espera reafirmar su apoyo a Ucrania y desbloquear la entrada de Suecia en Vilna

Tras años en un estado de 'muerte cerebral', la invasión de Ucrania ha devuelto a la Alianza un papel geopolítico clave. La guerra iniciada por el presidente ruso, Vladímir Putin, constituirá el eje central del encuentro de líderes en una cita a la que se espera que acuda el dirigente ucraniano, Volodímir Zelenski. El mandatario participará en la reunión inaugural del Consejo OTAN-Ucrania, un foro creado para facilitar el trabajo conjunto.

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Aunque no se espera que los aliados concreten un calendario para la entrada de Ucrania en la organización militar, su secretario general, Jens Stoltenberg, sí quiere cerrar compromisos para dar «señales claras» a Kiev de que su futuro está en la OTAN. «Nuestra cumbre será una señal clara de que estaremos juntos hasta el final y de que el país invadido saldrá más fuerte tras la guerra, con una visión de su futuro», apuntó en la reunión preparatoria de la cita, en Bruselas.

Más concretamente, Stoltenberg espera que los aliados acuerden un paquete de ayudas para lograr una «interoperabilidad total» entre las fuerzas aéreas ucranianas y de la OTAN, actualizando sus equipos, algunos de los cuales se remontan a la época soviética. También tratará de lanzar un mensaje político que «reafirme» que Ucrania será miembro de la Alianza en el futuro y se está trabajando en un comunicado que haga hincapié en ese mensaje.

Pese a todo, no habrá una invitación formal para que Ucrania comience su adhesión a la organización militar. Ya en junio, el secretario general descartó que los aliados fueran a dar este paso en la cumbre de Vilna: «Lo principal es proveer a Kiev de todo lo que necesita para prevalecer. No vamos a discutir una invitación, sino cómo acercar el país a la OTAN y confío en que encontraremos una buena solución», zanjó.

Esta misma semana las instituciones de la Unión Europea han llegado a un acuerdo para impulsar la producción de proyectiles en el continente, lo que servirá para reabastecer los arsenales locales y acelerar las entregas a Kiev. «El ejército ucraniano necesita urgentemente munición, combustible y piezas de reparación que aseguren la contraofensiva ante Moscú».

La Alianza quiere asegurar que Ucrania resiste a la agresión rusa y que libera la mayor cantidad de terreno para reforzar su posición en la futura mesa de negociación para la paz. «Cuando acabe la guerra lo más importante es que tengamos un marco para garantizar que Rusia no se rearme y vuelva a atacar», apuntó Stoltenberg, en una referencia a las aspiraciones del país para entrar en laOTAN: «Tomamos nuestras decisiones con independencia. Rusia no es quién para imponer vetos».

Fuentes diplomáticas reconocen que la contraofensiva ucraniana «será larga» y preocupa especialmente la situación de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor instalación de este tipo de Europa. «El Organismo Internacional de Energía Atómica está monitorizando que se cumplan todos los estándares de seguridad, pero piden más acceso a la planta», destacó el secretario general de la Alianza, quien pidió a las fuerzas rusas que se retiren de la zona.

Finlandia se estrenará como miembro de la OTAN en el encuentro de Vilna y Stoltenberg espera que la cumbre sirva también para sortear el veto de Turquía para la entrada de Suecia. El jefe político de la Alianza ha intensificado los contactos con Ankara y Estocolmo en las últimas semanas y ha convocado una reunión entre los líderes de ambos países mañana en el que es «el siguiente paso en el proceso».

A pesar de que sigue habiendo «divisiones» en algunos puntos, Stoltenberg –que acaba de extender su mandato por otro año más– parece la figura adecuada para lograr la ratificación final del acuerdo por el «equilibrio» que aporta en las negociaciones. En su opinión, las autoridades suecas han cumplido con todos los compromisos recogidos en el memorándum de adhesión firmado en la cumbre celebrada en Madrid el año pasado.

Ankara bloquea desde hace más de un año la adhesión de Suecia, a quien acusa de servir como refugio a miembros de los Trabajadores del Kurdistán, a los que considera terroristas.