El populista Wilders, favorito en las elecciones, pero tendrá difícil gobernar en Países Bajos
Las encuestas dan la victoria al líder radical, que perdería ocho escaños y deberá buscar apoyos entre partidos que quieren vetarlo
Cerca de 13,4 millones de neerlandeses están llamados este miércoles a las urnas para elegir el que será el próximo Gobierno de Países Bajos. ... Estos comicios adelantados, en los que el populista Geert Wilders parte como favorito según los sondeos, son críticos para el país después de que Wilders provocara la caída del anterior Ejecutivo, por una polémica ley sobre migración. Las encuestas más recientes dan la victoria electoral al partido del líder de extrema derecha, el Partido Por la Libertad (PVV), pero con una caída de intención de voto: lograrían el 17% de las papeletas, lo que le daría 29 escaños, frente a los 37 con los que contaba actualmente.
La formación liderada por Wilders, con todo, sigue fuerte, al calor de los problemas de vivienda que arrastra el país y de su discurso duro contra la migración. A los ciudadanos también les preocupa mantener un servicios de cuidados asequible y las preocupaciones sobre el Estado de Derecho en el país. La investigadora del 'think tank' Centre for European Reform (CER), Armida van Rij, apunta que la coalición de liberales, populistas y extrema derecha del anterior Gobierno «ha fallado al afrontar estos problemas y en algunos casos los ha exacerbado».
Peso parlamentario
Wilders ha dirigido el PVV con mano de hierro y tiene un largo historial de conflictos con la Justicia por incitación al odio. También ha sido acusado de «adorar ciegamente» a Israel en el marco del conflicto en Gaza y, aunque eliminó de su agenda sus antiguas propuestas de prohibir el Corán y las mezquitas en el país, sigue defendiendo que el islam «es la mayor amenaza existencial» para Países Bajos. Con todo, la experta del CER señala que Wilders sigue en lo alto de los sondeos «lo que hace difícil que otros partidos puedan formar un gobierno de mayoría sin él».
Los sondeos dejan en segundo lugar al bloque formado por los ecologistas y socialdemócratas GL-PvdA, encabezado por el excomisario de la Comisión Europea, Frans Timmermans, y al partido democristiano CDA, ambos con entre 22 y 27 escaños. La formación liberal D66 obtendría, en principio, entre 12 y 17 escaños , lo mismo que la conservadora VVD del ex primer ministro Mark Rutte y la derecha conservadora JA21-. Sin embargo, algunas encuestas apuntan que podría obtener 24 escaños, situándolo muy cerca del partido de Wilders y rozando la victoria electoral. El resto de partidos, en cambio, lograrían, por su parte, no obtendrían ni 5 escaños.
La crisis de vivienda y la migración marcan la cita en la que está en juego la estabilidad del país
Esta situación, unida a los vetos cruzados entre partidos -varios de ellos rechazan formar gobierno con Wilders- hacen prever que las negociaciones serán largas y difíciles y que harán falta al menos cuatro partidos para sostener un Ejecutivo de coalición. La peor pesadilla para el líder radical sería contar con peso en el Parlamento, pero quedarse fuera del Ejecutivo, sin posibilidades de llegar al poder y ser primer ministro, como ya le ocurrió durante muchos años por el veto del partido de Rutte, el VVD.
Todo ello en un clima de inestabilidad, ya que el país encara sus terceras elecciones en cinco años después de la balsa de estabilidad que fue la época de Mark Rutte, el ahora secretario general de la OTAN, que dirigió Países Bajos durante 14 años.
Para Van Rij estos comicios son claves para que «la estabilidad vuelva al país». Lo mismo opina su colega, el economista jefe del CER, Sander Todoir, que apunta que «Europa no se puede permitir otro gobierno neerlandés que vague o esté ausente en los debates europeos». «Países Bajos es la quinta mayor economía de la Eurozona, un pilar para el rearme de Europa debido a su espacio fiscal y para el desarrollo de tecnología crítica. Si La Haya sigue ausente, el Mercado Único, los esfuerzos en defensa y la seguridad económica europea sufrirán», señala.
Desencanto político
El barullo político tras la salida de Rutte, con un Ejecutivo que tardó más de 200 días en formarse y que sólo estuvo en el poder durante poco más de un año, ha provocado que la mayoría de neerlandeses se muestren desencantados con la política. Según un estudio de la Oficina de Planificación Social y Cultural de Países Bajos, un 59% de los ciudadanos se sienten «impotentes y frustrados con a sociedad y la política» y creen que pueden hacer «poco» para solucionar los problemas sociales que enfrenta el país. El investigador Josje den Ridder, de este instituto neerlandés, apunta que la mayoría cree que el Gobierno «no actúa o lo hace mal», lo que ha llevado a que muchos «se están desvinculando» de la política.
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