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Biden y Bin Salman se saludan a la llegada del presidente estadounidense a territorio saudí. Bandar AL-JALOUD/afp
Biden rehabilita a Bin Salman a cambio de petróleo

Biden rehabilita a Bin Salman a cambio de petróleo

El presidente de EE UU se olvida del crimen de Khasoggi y se reúne en Arabia Saudí con el príncipe heredero, al que señaló como asesino del periodista

mikel ayestaran

Viernes, 15 de julio 2022, 20:49

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Joe Biden voló este viernes directamente desde Tel Aviv a Arabia Saudí con un objetivo claro en su agenda: lograr que Riad aumente la producción de petróleo para intentar moderar la subida mundial de precios de los combustibles provocada por la crisis energética surgida tras la invasión rusa de Ucrania. Este viaje, que será recordado por ser el primer vuelo oficial directo desde el Estado judío al reino wahabi aunque en el sentido inverso ya lo realizó Donald Trump, pone cara a cara a Biden con Mohamed bin Salman (MBS), príncipe heredero y responsable, según la CIA, de aprobar la operación contra el periodista Jamal Khasoggi en el consulado saudí de Estambul en 2018. Biden calificó entonces a Arabia Saudí de «Estado paria» tras el asesinato de este columnista crítico con la casa real y habitual de 'The Washington Post', pero cuatro años después la crisis energética le obliga a recular y restablecer relaciones con MBS.

La diplomacia en Oriente Próximo es como un gran bazar en el que todo se compra y se vende. Biden viaja a la ciudad costera de Yeda en busca de más petróleo, algo a lo que hasta ahora MBS se oponía pese a los llamamientos desde Washington desde el estallido de las hostilidades en Ucrania. Lo único que ha hecho el heredero al trono fue apoyar una subida temporal de la producción de 600.000 barriles de julio a septiembre en el seno de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), una medida insuficiente ante la magnitud de la crisis actual. En este gran bazar todo apunta a que esta visita de Biden y la recuperación de la relación directa con MBS es el precio político a pagar por parte de Estados Unidos.

La novia de Khashoggi acusa a Biden de tener «las manos manchadas de sangre»

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden tiene las manos manchadas con «la sangre» de la próxima víctima del príncipe heredero, tuiteó el viernes la prometida del periodista Jamal Khashoggi, asesinado en 2018.

Imaginándose lo que el periodista habría tuiteado si viviera, Hatice Cengiz escribió a Biden: «¿Es esta la forma de hacer rendir cuentas que prometiste por mi asesinato? Llevas en las manos la sangre de la próxima víctima de MBS», apodo con el que se conoce al príncipe Mohameb Bin Salmán.

Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post crítico con el régimen saudí, fue asesinado y descuartizado el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí de Estambul cuando acudía a recoger unos documentos que necesitaba para casarse con su prometida turca.

«El choque de puños entre el presidente Biden y Mohamed bin Salmán fue peor que un apretón de manos, fue vergonzoso», estimó Fred Ryan, editor y director ejecutivo del Washington Post.

El gesto «refleja un nivel de intimidad y comodidad que brinda a MBS la redención injustificada que buscaba», agregó en un comunicado.

Antes de aterrizar en Arabia Saudí, durante su paso por Israel y los territorios palestinos, el presidente demócrata dejó claro ante la prensa que su opinión sobre el 'caso Khasoggi' es «absolutamente» clara. Cuando puso pie en Arabia Saudí, sin embargo, no dudo en saludar de manera afectuosa a la persona a quien la CIA señala como responsable de dar luz verde al asesinato y descuartizamiento del periodista, cuyo cuerpo sigue sin aparecer.

Durante el vuelo hasta Yeda, el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, declaró a los periodistas que cubren este viaje oficial que la intención del mismo es «garantizar que no hay un vacío en Oriente Próximo que intenten llenar China y Rusia», y mostrar que «el liderazgo estadounidense es una característica de la política en esta región».

Paso fugaz por Palestina

Biden participará en una reunión de los países del Consejo del Golfo tras una visita de dos días a Israel y de unas horas a Jerusalén Este y Belén. En la ciudad palestina donde nació Jesús mantuvo un encuentro con su homólogo Mahmoud Abás, a quien calificó de «amigo». Es la décima vez que el veterano político estadounidense visita este lugar e insistió en que la creación de «dos Estados en las fronteras de 1967 con intercambios pactados de territorios sigue siendo la mejor forma de lograr una misma medida de seguridad, prosperidad, libertad y democracia para palestinos e israelíes». No ofreció, sin embargo, medida práctica alguna para que esta solución, cada día más alejada de la realidad debido a la expansión sin freno de las colonias de Israel, salga adelante y se limitó a decir que «el momento no es el adecuado para reiniciar las negociaciones».

Abás, cuya aparición pública silenció los rumores sobre su delicado estado de salud, recordó a Biden que «si Israel quiere cumplir sus obligaciones, no puede seguir actuando como un Estado por encima de la ley, por lo que debe poner fin a la ocupación» y apeló a la Iniciativa Árabe de Paz como mecanismo para lograr una salida al conflicto. Biden concluyó su visita con el anuncio de una ayuda de 200 millones de dólares –unos 200 millones de euros– a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa) «para que continúe su trabajo vital de ayudar a los palestinos más vulnerables, especialmente los niños palestinos».

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