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Boris Johnson y Jean-Claude Junker, durante la comparecencia de este jueves en Bruselas. AFP

La UE y Reino Unido anuncian un acuerdo para el 'brexit'

El pacto aún deberá ser refrendado por el Parlamento británico, donde Boris Johnson no tiene mayoría

SALVADOR ARROYO e IÑIGO GURRUCHAGA

Corresponsal en Bruselas | Corresponsal en Londres

Jueves, 17 de octubre 2019

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La maraña del 'brexit' se desenreda después de casi tres años, un número incontable de negociaciones, algún pico de euforia y paladas de frustración. Lo hace siguiendo una secuencia familiar: los negociadores de ambos bandos quedan desfondados después de cerrar un acuerdo contrarreloj; su reflejo documental es preciso, robusto, milimétrico. Y Bruselas y Londres lo celebran mientras un gran 'pero' acecha a orillas del Támesis. Se llama Westminster.

¿Les suena? Sí, la pelota ha vuelto al Parlamento británico. Mañana tendría que validar el compromiso que el primer ministro Boris Johnson cerró este jueves con la UE apenas cuatro horas antes de que arrancase la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en la capital belga.

Un pacto refrendado por los Veintisiete tras un breve debate, por unanimidad, sin apenas tiempo para su estudio, en la plena confianza de que esta vez saldrá adelante porque satisface las inquietudes del principal socio perjudicado, Irlanda. Su primer ministro, Leo Varadkar, lo defendió ante sus colegas y nada que decir. Hasta las conclusiones de la reunión son tan breves (apenas tres párrafos) como asépticas. Ni un punto de presión ningún desliz que pueda incomodar.

Porque el objetivo es que el legislativo británico diga sí y esa batalla la tiene que ganar ahora Boris Johnson. Él deberá arañar los votos entre sus pares conservadores y los unionistas norirlandeses que le permitan conseguir la mayoría suficiente. Si se produce el refrendo en Westminster, el siguiente paso será el de la Eurocámara, que estaría en condiciones de votar el acuerdo ya la próxima semana. Así que el divorcio sería una realidad el 1 de noviembre.

LAS CLAVES:

  • Jean Claude-Juncker. El acuerdo es «justo y equilibrado, así que no necesitaría ningún tipo de prórroga»

  • Apoyo a Irlanda. La solución defendida por Varadkar la aceptaron el resto de los líderes sin apenas debate»

Pero como estamos hablando de un segundo acuerdo, de una especie de 'añadido', se reactivan todas las condiciones del gran pacto que se logró el pasado 28 de noviembre. Lo que significa que se respetarán todos los derechos de los europeos que residen en Reino Unido (4,5 millones) y viceversa (3,5 millones), que Londres cumplirá con sus compromisos económicos. Y también que se habilitará un periodo transitorio de 14 meses (hasta diciembre de 2020) con posibilidad de ser prorrogado por dos años, en el que este será contribuyente sin derecho a voto.

¿El mantra? «El acuerdo es justo y equilibrado» así que no se necesitaría «ningún tipo de prórroga», subrayó Jean-Claude Juncker. Un mensaje a los Comunes (y especialmente a los diez diputados del DUP norirlandés) de que será todo lo más que podrán conseguir de la UE. Ya se verá. De momento, se impone el «quiero creer que se aprobará» que el francés Emmanuel Macron lanzaba nada más reunirse con el resto de líderes. Lo dicho, un despliegue de confianza.

Concentración anti 'brexit' celebrada este jueves en Bruselas.
Concentración anti 'brexit' celebrada este jueves en Bruselas. Reuters

Juncker fue el encargado de lanzar la 'fumata blanca'. Lo hacía a eso de las 11:30 horas a través de Twitter y tras conversar en dos ocasiones por teléfono con Johnson. Su mensaje: «Cuando hay una voluntad, hay un acuerdo. ¡Y tenemos uno! Es justo y equilibrado para la UE y el Reino Unido y es un testimonio de nuestro compromiso de encontrar soluciones». Lo hacía antes de comparecer junto al ministro conservador. 'BoJo' parecía eufórico. Su 'feeling' con el presidente de la Comisión Europea, incuestionable. «El acuerdo significa para nosotros que llevaremos a cabo un 'brexit' real, que es nuestro objetivo», reforzaba.

Ese acuerdo se refiere al protocolo específico de Irlanda (63 páginas) y (lo dicho) no cambia nada del gran documento del 'brexit' (de 580) que es el que regula todos los detalles del 'buen divorcio'. Pero el protocolo en cuestión y la salvaguarda que recogía para la isla lo había arrastrado al fracaso. Fue tumbado en tres ocasiones en el Parlamento británico y acabó sacando a Theresa May del 10 de Downing Street.

Los puntos de encuentro han llegado después de que Irlanda (con la que toda la UE ha cerrado filas) y Reino Unido hayan tenido que hacer concesiones. La primera asume que la solución es temporal. Y el segundo, que tiene que trazar una línea divisoria virtual entre sus islas, lo que en el pasado leyó como un ataque a su integridad y soberanía.

La solución que se ha encontrado es alambicada, pero evita volver a levantar una frontera terrestre en Irlanda. Resuelve «la cuadratura del círculo», como explicó el negociador de la UE, Michel Barnier, al trasladar esa frontera al mar dejando al norte de la isla (Ulster), territorio británico, integrado en el mercado único al mismo tiempo que permanecerá dentro de la unión aduanera del resto del país.

Los controles se realizarán en puertos y aeropuertos y la responsabilidad de esa vigilancia recaerá en los propios servicios británicos. Otro factor de confianza. Los flujos comerciales Ulster-UE se regirán por el IVA y los intrabritánicos, por los gravámenes que comunes del país. Se «confía» en que no exista competencia desleal. Londres y Bruselas se emplazaron a trazar ya la relación futura.

Johnson regresa triunfante ante la votación de mañana

Boris Johnson regresa a su país con otro papel. Como Theresa May en el final de 2018. Entonces, los fanáticos del 'brexit' compararon las casi seiscientas páginas del documento que suscribieron su antecesora y la Unión Europea con el folio que aireó Neville Chamberlain a su regreso de Múnich, en octubre de 1938, en el que con su firma y la de Adolf Hitler se garantizaba la paz en Europa.

Johnson se ve como un descendiente de Winston Churchill y tiene motivos para mostrar con sus dedos la uve de la victoria. Ha doblegado a la UE para eliminar la original salvaguardia irlandesa, que era intocable. Logró negociar bilateralmente con Irlanda, cuando era inadmisible. Y Reino Unido recuperará tras más de cuatro décadas, al final de la transición, la libertad de comercio con todo el mundo.

El 'brexit' se rige por los sentimientos y no presta atención ni siquiera a 'brexiters' como el exministro conservador, Peter Lilley. Este experto en negociar tratados afirma que no son esos papeles los que suben el comercio, si no la capacidad de un país de producir bienes que otros quieren comprar.

El triunfo de Johnson puede ser efímero en la historia general de Reino Unido, pero para que no sea instantáneamente pírrico debe obtener también la aprobación del acuerdo por el Parlamento, en una sesión extraordinaria prevista para mañana. Las sumas de escaños más sofisticadas dicen que será rechazado por cinco votos y en cada uno de los bloques de votantes que se sientan en la Cámara de los Comunes hay larga historia del 'brexit'.

Los unionistas norirlandeses del DUP ya han anunciado su oposición. Han perdido el poder de influir al Gobierno con sus diez diputados, pero esperan subrayar su importancia en la votación o bien ya en la tramitación apresurada de la ley necesaria para su ratificación, que debe terminar el 31 de octubre si Johnson cumple su promesa.

Los euroescépticos recalcitrantes en el grupo parlamentario conservador estudian en detalle el nuevo Protocolo sobre Irlanda del Norte, trece páginas sustanciales y cincuenta con las listas de las normas europeas afectadas. Casi todos guardarán silencio hasta el sábado. En sus tres votos contra el acuerdo de May invocaron su afecto por el DUP.

Entre los 21 diputados conservadores purgados por Johnson por votar en favor de la ley que quiere forzarle a pedir una extensión, se estima en 15 el número de los votarán en favor del acuerdo. Kenneth Clarke, Nicholas Soames, Oliver Letwin,... votaron siempre en favor del acuerdo de May y prometieron tras ser purgados que apoyarían cualquier acuerdo.

Independentistas escoceses, liberal-demócratas salvo uno, miembros del grupo de disidentes 'tories' y laboristas conocido como Independiente por el Cambio, nacionalistas galeses, la diputada verde... todos votarán en contra. Y entre los 35 diputados independientes que se sientan en este Parlamento hay variedad de gustos.

Mirando a los laboristas

La decisión depende de los laboristas. Su líder, Jeremy Corbyn, ha anunciado que su grupo votará contra el acuerdo, por crear una frontera entre Irlanda del Norte y Reino Unido y porque es peor que el de May. Habrá aranceles en el futuro comercio con la UE y se elimina del tratado la lista de compromisos de igualdad en la competencia: relaciones laborales, baremos medioambientales, ayudas del Estado a empresas... En la denominada Declaración Política, sin fuerza legal, se incluye mantener estándares altos en esas materias.

Es el 'brexit' de Trump, dice Corbyn. Pero algunos diputados, que no llegan a diez, ya han anunciado que votarán por el acuerdo. Los responsables del grupo parlamentario exigirán a sus miembros que voten por la convocatoria de un referéndum para decidir entre el acuerdo o la permanencia en la UE.

Si el acuerdo es derrotado, el asunto principal será la extensión. Johnson ya convenció al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, para que dijese que no aceptará una nueva prolongación. Pero el presidente del Consejo, Donald Tusk, no la descartó, aunque precisó que tendría que basarse en un motivo bien fundado.

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