Gelito, el fútbol, el calzado y su Santoña
Diego Ruiz
Santander
Domingo, 6 de noviembre 2022, 08:17
A Paco Gento, en sus años de máximo esplendor, le preguntaron en una entrevista si había alguien que corriese la banda tan rápido como él. ... El futbolista más laureado del mundo contestó: «yo conozco un Quirce que corre igual o más que yo en el campo». Se refería a Ángel Quirce Rueda 'Gelito', una de las personas más conocidas y queridas de Santoña, que falleció hace unos días, a los 93 años de edad. Este santoñés fue durante muchos años propietario de Calzados Quirce, una zapatería que cerró sus puertas hace tiempo y que siempre contó con una importante clientela. Madrileños, vascos y, en verano, hasta turistas alemanes, compraban donde Gelito género para todo el año.
El padre de éste futbolista y comerciante nació en un pueblo de Palencia. Eusebio Quirce del Río vino a vivir a Santoña donde contrajo matrimonio con una chica de la villa, Josefa Rueda Rugama. El matrimonio tuvo siete hijos, cinco niños y dos niñas. Gelito fue el tercero de ellos.
Eusebio abrió una tienda de confección y telas en el centro de Santoña. Después de dejar la escuela, Ángel Quirce comenzó allí a dar sus primeros pasos como vendedor. Antes, solía escaparse del colegio para ir con sus amigos al Pasaje a darle patadas al balón. Su afición era tremenda. Entre el fútbol y el comercio apareció en su vida Mariana (Marianita), su esposa, con la que tuvo a tres niñas:Mariana 'Marini', Anabel y Magdalena 'Mada'. Entre 1956 y 1957, fundó Calzados Quirce, negocio que mantuvo durante muchos años.
Marini le recuerda como un hombre cariñoso, simpático... Un gran comerciante «que sabía comprar y vender. Daba además facilidades al cliente para que pudiera pagar sin apuros lo que se llevara».
La vida de Gelito está llena de anécdotas que, con buen humor, cuenta Marini. En cuanto al fútbol, hay que señalar que jugó hasta bien mayor, casado incluso, en el Santoña, aunque probó con el Sabadell y, cuentan, que detrás de él anduvieron el Real Madrid y el Valladolid. Pero a Gelito, que a punto estuvo de llamarse Eusebio Hipólito, por su padre y su abuelo, lo que evitó su padrino Ángel en la pila bautismal, le tiraban demasiado la villa de Juan de la Cosa y el trabajo en la tienda. «Le gustaba tanto el fútbol que cuando no tenía gente en la zapatería salía a la calle a jugar con los niños». También se le recuerda por su habilidad con la peonza, que soltaba en el aire y cogía en el hueco de su mano entre el dedo pulgar y el índice. Una legión de críos hacían corro cada vez que bailaba el trompo.
Pero, sobre todo, en la gente que lo conoció queda su simpatía, el cariño hacia la gente y su amor por Santoña.
Allí le recuerdan como un hombre muy cariñoso, un gran vendedor que siempre dio facilidades en el pago a sus clientes. «Sabía comprar y vender», recuerda Marini. «Recuerdo a un cliente que vino a comprarse unos zuecos y salir hasta con unas botas de invierno». Ese era Gelito.
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