Destrozos, suciedad y hasta un intento de ordeñar una vaca, saldo del botellón en Oyambre
El paseo de la CA-131, a la altura de la ría de La Rabia entre Comillas y Valdáliga, es un espacio privilegiado y protegido del Parque Natural, que se ha transformado en foco de fiestas de jóvenes y turistas
El paseo peatonal que une Comillas con la playa de Oyambre, en Valdáliga, a la altura de la ría de La Rabia, se ha convertido, ... este último verano, en un improvisado lugar de botellón para jóvenes y turistas. Este asunto ha provocado ya las primeras llamadas denunciando la situación a la Guardia Civil de la zona, ya que este idílico paisaje amanece, cada vez con más frecuencia, con sus zonas de descanso y bucólicos miradores repletos de restos de basura, además de numerosos destrozos en el mobiliario urbano.
Un asunto que empieza a enfadar a los vecinos y usuarios de la senda, ya que la imagen que se proyecta no es la adecuada para un entorno natural protegido. Y es que los terrenos que están siendo ocupados por estos jóvenes, están en un recodo en pleno corazón de Oyambre, en los terrenos que rodea la carretera autonómica CA-131, un lugar al que se accede fácilmente andando desde Comillas, El Tejo (Valdáliga) y resto de localidades cercanas.
Al margen de las llamadas a la Guardia Civil, el estado en que quedan estos miradores y zona de recreo próxima a un local hostelero, las consecuencias de la presencia de estas fiestas clandestinas la sufren también los trabajadores municipales del Ayuntamiento de Valdáliga, ya que son ellos quienes han de retirar la acumulación de basura que se deja en la zona, en lugar de realizar otras tareas en el resto del municipio. El alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, es consciente de este fenómeno pero alude a que poco puede hacer desde su pequeño municipio. «Lo que nosotros podemos hacer es recoger la basura que dejan, a pesar de que no es de nuestra competencia», esgrime el primer edil. Y es que la zona afectada por este tipo de fiestas y botellones se encuentra en los aledaños de la carretera regional y en zonas del parque natural. «Esta es una consecuencia más del turismo. Tiene la parte buena para la economía y el empleo y otra negativa como esta», recalcaba el regidor, que deja la pelota de controlar el botellón en instancias superiores a la suya.
La vaca frisona Gran Campeona de España sufrió la visita de tres de estos jóvenes que trataron de ordeñarla, y que fueron grabados por su dueño
Al margen de los daños materiales –vallas tiradas, papeleras, señales, bancos destrozados y mucha suciedad–, también están las afecciones que se generan a la flora y la fauna de la zona, ya que el ruido que se produce durante los fines de semana se puede escuchar desde muchos puntos de la costa.
Fruto de las fiestas que se concentran en este punto –similares a las que se han podido concentrar en El Puntal de Somo–, ha habido otra víctima colateral, la gran campeona frisona de vacas de Cantabria y España 'Llinde Ariel Jordan', el ejemplar más laureado de la historia. Relata ahora su dueño, Agapito Fernández, –cuya cuadra se encuentra cerca de esta zona conflictiva– que la semana pasada tres chicos que conocieron la existencia del famoso animal de la ganadería SAT de Ceceño, no tuvieron mejor idea que ir de madrugada «a visitarla e intentar ordeñarla», con las consecuencias que ello podría haberles acarreado, ya que es un animal de gran porte y que, además, esta «preñada».
De lo que no eran conscientes los jóvenes es de que su «hazaña» estaba siendo grabada y al ganadero no le costó dar con ellos al día siguiente. «Eran chicos de Madrid, hijos de papá que se creen que pueden venir y hacer lo que quieran», relata el hombre que también añade que le pidieron «perdón» porque «estaban arrepentidos» y me dijeron que el tema «se le había ido de las manos». Fernández decidió perdonarles 'la broma', dado que no había pasado nada.
«Se han traído hasta un dj a la playa»
Consultados algunos vecinos de la zona, también coinciden en que los grupos de jóvenes se concentran siempre entre el paseo y el aparcamiento frente a un local hostelero y hacen «mucho ruido», tanto de día como de noche. «Es frecuente verlos al atardecer caminando con bolsas desde Comillas. Es un espectáculo», definen. Atribuyen este hecho a los controles de alcoholemia que se hacen en la zona y que desde aquí se llega a la playa andando. «El colmo de este verano es que algunos de ellos se han traído un dj a la playa de la ría, como si esto fuera un espacio para sus fiestas privadas», relatan.
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