El 'agradaor'

«El perro del señor no ha querido orinarle a usted en los pantalones. La culpa es del alcalde, que no planta más árboles» o «la madre de la artista no ha tenido intención alguna de darle con el bolso, donde accidentalmente llevaba un ladrillo, es que con las cámaras se ha puesto nerviosa, y no ha encontrado otra manera de defender a su hija, puesto que creían que trataban de agredirla al echárseles encima los periodistas en pleno parque». Y así siempre, con una voz serena y suave, como si del mismo ministro de Asuntos Exteriores se tratase.

Como excelente relaciones públicas, no tiene ningún problema para encontrar empleo, pues se le rifan todas las multinacionales, e incluso las más importantes agencias de espionaje, pues nunca se sabe si va o si viene, si es del Madrid o del Barcelona, si te va a pagar o si te va a acabar cobrando.

Es una pena que en la Casa Blanca, a nadie se le ocurriese contratar sus servicios, así se hubiera evitado lo del Capitolio pues sin revisar ninguna papeleta, hubiese conseguido en tan solo unos minutos, que el presidente saliente y el entrante se hubiesen dado la mano, haciéndole ver al saliente su brillante futuro como expresidente, y el entrante que jamás fue intención del saliente el retraso en el traspaso de poderes, porque estaba arreglando lo suyo, sin indicar específicamente de quién de los dos, aunque fuera lo propio seguro.

Y digo yo, demostrado que el 'agradaor' es un personaje tan convincente, ¿no sería conveniente que en Génova 13 a alguna mente pensante, además de proponer un cambio de sede como si en la actual se hubiesen quedado grabados los papeles de Bárcenas como las caras de Bélmez, se le ocurriera ficharle para explicarle a Abascal que lo del Parlamento, cuando la moción de censura, fue porque algún infiltrado del Gobierno le cambió, sin que él se diera cuenta, los papeles? ¿O con los resultados de Cataluña, aún no tienen suficiente?