Bodas en verano
El verano es la estación del amor y las bodas, es la época del año donde se concentran la mayor parte de las bodas en ... España. Lo importante e increíble para muchos es que se siguen celebrando bodas, independientemente del tiempo y el lugar. Como invitado a una unión, me da por pensar que las vidas de los enamorados son como los ríos, dan vueltas y revueltas y, en un determinado momento, deciden completar lo que un día iniciaron y quieren caminar de la mano para siempre.
Si tuviera algo que decir, como todos los invitados, desearía lo mejor para los contrayentes. Sería común desear algo como: «Que vuestro amor sea eterno. Os deseo cien años de amor, risas, salud, FAMILIA y complicidad». Quisiera susurrarles que el día de la boda no es la meta, es el comienzo. ¿Y el secreto me pedirían? Es sencillo, enamoraros cada día un poco más. Efectivamente habrá adversidades; en esos casos toca buscar referentes, faros, personas queridas a los que el tiempo renueva día a día su amor. A cualquiera que se case, por su valentía le diría: «Quiero con toda mi alma que vuestro matrimonio sea como el buen vino, que mejora cada año que pasa».
Rezo, por los que conozco y quiero, y por qué no, por todos, para que tengan mucha felicidad para mantenerse dulces, muchas pruebas para que se mantengan fuertes, mucha esperanza para que se mantengan alegres, muchos amigos para sentirse acompañados y mucha determinación para hacer que cada día sea más hermoso que el anterior. Acabaría mis pensamientos, deseos, oración, con un siempre nuevo: «Amad y haced lo que queráis», de San Agustín. (Lucía y Jony, ¡Felicidades!).
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