Recordando a un misionero
Cuando llega la celebración del Domud, escribo sobre un misionero. Siempre me impactó en Pedro su espíritu, su alma inquieta y su coherencia. Hoy traigo ... a estas líneas una noticia vieja, del 24 de marzo de 2015. En ella se nos decía que había muerto el P. Pedro Rubio en Tanzania, donde había pasado 20 años de misionero, después de ser provincial (1982-1990) y de haber sido candidato para general de la Orden de San Agustín. Cursado Derecho Canónico, en 1980 publicó su libro 'Recordar', compendio de frases de San Agustín, práctico y bien documentado. Ya provincial, escribió 'A modo de refranero agustiniano' (Citas de frases de San Agustín).
Su amor a San Agustín, que era africano, despertó en él la idea y el deseo de promover la presencia de los agustinos en África. Había apoyado en 1976 que la provincia de Filipinas ampliase su apostolado en Tanzania, luego fue su deseo ir a consolidar aquella delegación misionera. Allí fue guía de almas y promotor de vocaciones. Pedro declaraba en una entrevista que decidió irse a misiones porque «la misión, para un agustino, es parte integral de su compromiso religioso y eclesial. Y porque, como provincial, descubrí, en mis visitas a Tanzania, que las tremendas necesidades de ese país, reclamaban, en conciencia, mi pequeña colaboración».
Contaba también lo que hacía: «Muy poquita cosa. Estar con la gente y compartir su pobreza. Acompañar a los más necesitados para hacerles recuperar su dignidad. Llevar un poquito de esperanza a los que la han perdido. Crear espacios de libertad para los cautivos de tantas esclavitudes: la miseria, la marginación, la ignorancia, la enfermedad…» Los misioneros nos invitan a amar.
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