En defensa de una Justicia independiente
Ante los ataques que reciben de algunos partidos políticos, liderados por el PSOE, la historia nos enseña que el día que no haya jueces libres, no habrá ciudadanos libres
En varias ocasiones he hecho mención, en estas mismas páginas, a los problemas que la Justicia española, y pongo Justicia en mayúsculas, está teniendo por ... parte de algunos partidos políticos, liderados, sorprendentemente, por el antiguo e histórico Partido Socialista Obrero Español, hoy tristemente devenido a simple Partido Sanchista, cuyos miembros más cualificados no dudan en atacar, insultar y zarandear de forma continuada e inmisericorde a jueces concretos, con nombre y apellidos, cuando no al conjunto de los mismos.
Me permito, por ello, citar opiniones publicadas en años anteriores en los que mencionaba el peligro que corríamos si los ciudadanos no reaccionábamos ante los ataques que comenzaban a recibir nuestros jueces y el sistema judicial en su conjunto. Así, quien esto escribe, aunque lego en materia de derecho, o quizás por ello, no dudé en exponer en 2017, con respeto pero sin circunloquios, el dolor que la actitud sumisa de algunos jueces, nada menos estos que del Tribunal Supremo, me había producido, y conmigo seguro que a otros muchos españoles, al bendecir los cambios retroactivos del Gobierno, entonces del Partido Popular dirigido por Mariano Rajoy, sobre el entonces incipiente sector fotovoltaico español, abocando a una crítica posición económica, cuando no a la ruina total, a más de sesenta y cinco mil familias españolas, pues con ello, al justificar la acción de un Gobierno que había atentado contra la seguridad jurídica, aquel, y sus posibles sucesores, iba a tener la tentación de seguir haciendo análogas actuaciones en cuantos campos considerase conveniente, alegando, para justificar tales medidas, que lo haría en la salvaguarda de los intereses generales de los ciudadanos, supuestamente por encima de los intereses, egoístas y poco solidarios, de los particulares.
Años más tarde, ya en 2019, volví a denunciar el hecho de que se intentara justificar el atropello anteriormente denunciado asegurando que lo que por una ley se aprobaba por otra ley se modificaba, olvidando que si dichos cambios provocaban perjuicios severos a los ciudadanos que se ampararon para la toma de sus decisiones en lo ofrecido al respecto por el Gobierno a través del Boletín Oficial del Estado, procedería, en buena ley, que en la legalidad sustituida se definiesen mecanismos de compensación para mitigar su impacto en los ciudadanos afectados, cosa que no se hizo entonces y que el Tribunal Supremo pasó por alto, como sí hicieron, por el contrario, los países de nuestro entorno con sus propios ciudadanos, a los que protegió ante situaciones análogas.
Expuesto lo anterior, y desde la misma libertad desde la que denunciaba el atropello citado, consideraba fundamental e imprescindible denunciar años después, con el PSOE al frente del Gobierno, la realidad de la Justicia española con palabras que dichas ahora siguen teniendo la misma vigencia y actualidad de cuando fueron escritas, como puede apreciar el lector cuando ahora lea lo entonces dicho, y que transcribo seguidamente: «Momento, grave e impensable no ha mucho, en el que estamos viendo como diversos jueces están siendo sistemáticamente atacados, insultados y descalificados por destacados miembros del poder político, actitud ante la que los ciudadanos no podemos, ni debemos, permanecer ajenos ni indiferentes. Y es que los ciudadanos podemos estar en desacuerdo con sus decisiones, ¡cómo no!, pero si queremos que los tribunales sean independientes, no podemos mirar para otro lado, como hicieron muchos otrora, y permitir que el insulto, el acoso y el derribo de los jueces esté a la orden del día, pues el siguiente paso será, sin duda, que los españoles perdamos nuestra libertad. Es, por ello, imprescindible que el Poder Judicial se constituya de verdad como uno de los tres pilares básicos de nuestro sistema democrático, pues de no hacerlo así es algo que todos pagaremos muy caro a no muy largo plazo». Terminaba entonces, y sigo pensando ahora, «que es necesario e imprescindible, a tal efecto, seguir apoyando la independencia de los jueces, de todos los jueces, tarea que a todos nos incumbe, pues, como la historia nos enseña, el día que no haya jueces libres e independientes tampoco habrá ciudadanos libres».
A la vista de la situación actual de nuestra Justicia, de la que podríamos decir eso «de aquellos polvos vienen estos lodos», creo que es momento, ahora que el Gobierno del Sr. Sánchez no duda ya no solo en atacar, insultar y zarandear a los jueces que intervienen en los muchos charcos en que sus miembros y afines están metidos sino que pretende cambiar totalmente nuestro sistema judicial, tal y como están denunciando los propios jueces y fiscales, es fundamental que todos los demócratas españoles, seamos del pensamiento político que seamos, nos posiciones firmemente para decir al Sr. Sánchez: basta, hasta aquí hemos llegado, no estamos dispuestos a consentir este atropello, no consentimos que sustituyas a jueces y fiscales independientes y bien formados por afines del Gobierno de turno sin la adecuada formación, así que danos la palabra para que seamos nosotros, los españoles todos, y no cuatro independentistas, los que decidamos lo que queremos.
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