Secciones
Servicios
Destacamos
El 2 de mayo de 1808 quedó inscrito en el recuerdo de todos los españoles como la fecha en la que el pueblo de Madrid ... se rebeló contra las tropas francesas allí estacionadas, a las que Godoy había permitido pasar por nuestro país para invadir Portugal – aliado por entonces de Inglaterra–, autorización que aprovechó Napoleón para ocupar nuestro país, dando lugar con ello a la guerra de la independencia y a la posterior derrota del ejército francés. A dicho levantamiento popular se sumó el militar cántabro Pedro Velarde, capitán de artillería, quien junto a su compañero sevillano, Luis Daoiz, resistieron en el cuartel madrileño de Monteleon el embate de las tropas francesas hasta su muerte, sirviendo con su actitud y supremo sacrificio de ejemplo para actitudes similares de otros muchos españoles.
Sirva esta pequeña reseña de lo acontecido, un día como hoy en 1808, de ejemplo de cómo un pueblo –pues no hay que olvidar que tanto Daoiz como Velarde eran dos simples oficiales de escasa graduación, parte integrante, por ello, de ese mismo pueblo del que procedían– fue capaz de decir 'basta' a sus dirigentes y ante lo que consideraron la traición de éstos no dudaron en arriesgar su propia vida para luchar contra lo que consideraban fundamental y, por ello, totalmente prioritario, cuál era la integridad e independencia de la nación española.
¿Está nuestro país ahora en una situación de riesgo como para evocar tales valerosas y extraordinarias acciones? Evidentemente no, ya que con ningún país, afortunadamente, tenemos conflicto alguno, y por el contrario formamos parte de un colectivo de veintisiete países de Europa que esperamos sea el germen de una Unión Europea mucho más fuerte, económica, social, política y militarmente, con la que podamos defender no sólo nuestra integridad territorial y los valores que nos caracterizan sino extender éstos a otros países en los que sus habitantes viven bajo el yugo de las dictaduras más crueles o el autoritarismo capador de toda libertad individual.
Un hecho, sin embargo, sí enturbia, y de forma grave e intensa, la positiva visión que podemos tener hoy de nuestro país, cuál es la deriva tomada por algunos de sus dirigentes, principalmente por el presidente que dirige el Gobierno de la Nación, el cual, por mantenerse en el poder – ya que no en la gobernación de España, función que por su minoría parlamentaria no puede ejercer–, no duda en ir desmantelando, poco a poco, con concesión tras concesión a los independentistas, nuestra nación, para lo que cuenta con la inestimable colaboración de muchos de sus compañeros de ideología que, como aquellos dirigentes españoles que en 1808 prefirieron cerrar los ojos ante lo que sucedía en su país, permanecen ahora, como ellos, totalmente ajenos a lo que sus máximos dirigentes, por interés personal, perpetran, y con ello, en España acontece.
¿Significa lo anterior que estoy pidiendo aquí y ahora que alguien coja las armas y se alce contra el orden establecido? No, claro que no –para eso ya tuvimos bastante con el intento, afortunadamente frustrado, del 23 de febrero de 1981– si no que lo que precisamos es un levantamiento democrático en el que quienes tienen la autoridad que les dimos con nuestro voto en las correspondientes elecciones digan 'basta' a las derivas destructivas de nuestra unidad como nación, de nuestra igualdad como españoles y de nuestra convivencia como integrantes de una hermosa y gran historia común. Sí, esos que hoy no solo callan sino que aplauden fuertemente a su caudillo, el presidente Sánchez, y que es seguro que si un día pierden las elecciones y su partido queda muy tocado no dudarán en culpabilizarlo y en intentar que olvidemos la responsabilidad que con su actitud de hoy tienen en tal futuro. Claro, que es posible, pueden pensar algunos, que tal desastre electoral no suceda nunca y todo siga igual. Bueno, todo igual no, porque en tal caso nuestro país, con unos años más de Sánchez al frente de su gobierno Frankenstein –en certera definición de Alfredo Pérez Rubalcaba– quedará totalmente irreconocible.
Y mientras tanto, ¿la oposición no puede hacer nada? Sí, claro que si, porque dada la actual deriva política es preciso que, aparte de denunciar la situación a la que nos está llevando el actual Gobierno, anuncie alto y claro lo que hará una vez llegue al poder, tal como es decirnos que antes de los cien días de gobierno anulará tal y tal ley, modificará ésta y aquellas otras, presentará éstas nuevas y negociará con el principal partido de la oposición una nueva ley electoral que evite que pequeños partidos independentistas tengan en sus manos la gobernación de la nación, así como las medidas que adoptará para evitar que los partidos políticos sigan metiendo sus manos en el Consejo del Poder Judicial o en el Tribunal Constitucional, por poner solo algunos ejemplos de lo que muchos españoles esperamos y deseamos como alternativa a la actual situación.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Cachorro entrega a Roma la procesión de todos los tiempos
ABC de Sevilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.