Viva el caos
Estamos ante un comportamiento espectacular de la economía española. Sin embargo, no es ocioso decir que frente a esto el PP sólo habla de caos
El lunes 28 de abril España sufrió un apagón general, cuyas causas aún son desconocidas, que se solventó en menos de 24 horas, con un ... comportamiento de la ciudadanía ejemplar. Signos, ambos, de que España es un país extraordinario. Sin embargo, en pocas horas la industria del odio empezó su trabajo generando insatisfacción y malestar en una parte de los ciudadanos con respecto a España. El PP y la extrema derecha intensificaron su campaña del caos tratando de imponer en el ideario colectivo la idea de un país caótico en el que nada funciona correctamente. Y un culpable claro: el Gobierno de Pedro Sánchez. Veamos si existen razones para semejante desatino interesado.
Desde que está en el poder el actual gobierno, esto es desde 2018, se han desmantelado uno a uno los dogmas que condenaron a la precariedad y la pobreza laboral a millones personas en la década pasada. Los salarios crecen sin comprometer la competitividad de las empresas. La temporalidad no era un mal inevitable. Es posible tener pensiones dignas, garantizando a la vez la sostenibilidad del sistema. O que la brecha salarial que sufren las mujeres puede revertirse si se tiene la determinación real de hacerlo.
Desde entonces, se han creado más de 2,7 millones de puestos de trabajo hasta alcanzar los 21,6 millones de afiliados a la seguridad social. Se ha logrado situar la temporalidad en niveles equiparables a la media europea. Hoy 10,1 millones de mujeres cotizan a la Seguridad Social, la cifra más alta de nuestra historia. El salario mínimo alcanza los 1.184 euros mensuales, con una subida del 61%. Todos los estudiantes que realizan prácticas curriculares no remuneradas –casi un millón de jóvenes– cotizan a la Seguridad Social, para que su vida laboral empiece a contar desde el minuto uno. En fechas recientes el Consejo de Ministros ha aprobado la reducción jornada laboral. Se han alcanzado estos hitos mientras se reducía deuda y déficit, demostrando con hechos que las políticas de austeridad siempre fueron una coartada ideológica.
Pero aún hay más. En un contexto de incertidumbre en la economía mundial, el FMI ha presentado la previsión global de crecimiento para la economía global. Como consecuencia de la política arancelaria de EE UU, se presenta una rebaja generalizada de las perspectivas crecimiento, con una notable excepción: España. Nuestro país, en un contexto de caídas de todos los demás, se convierte en el de mayor crecimiento de todas las grandes economías avanzadas.
El FMI prevé para España un crecimiento del 2,5% en 2025, que triplica el crecimiento de la UE, como consecuencia del fuerte impulso de la economía española en 2024 debido a las exportaciones de servicios, así como una fuerte acumulación de mano de obra parte de ello relacionado con la inmigración.
El informe del FMI alerta del incremento del déficit y/o deuda pública en la inmensa mayoría de las grandes economías incluidas Alemania, Francia, Italia, EE UU, China,.. De nuevo España vuelve a ser un alumno aventajado. Para nuestro país el Fondo pronostica un descenso significativo del déficit público, una caída de la tasa de deuda pública por debajo del 100% del PIB para el año que viene (hace cuatro años estábamos por encima del 120%) y un mercado de trabajo con 22 millones de población ocupada, cifra nunca alcanzada en nuestra historia.
Se dice que esto son sólo datos macroeconómicos que no llegan a la microeconomía, a los hogares y al bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, las familias españolas ingresaron 90.000 millones de euros en 2024 por el rendimiento de sus inversiones. Un crecimiento del 22,6%, el doble de los niveles alcanzados antes del estallido de la crisis financiera de 2008. Esto es la consecuencia de la fenomenal evolución de la economía y el mercado laboral.
Sin duda España tiene retos por resolver. Yo señalaría tres. Reducir la desigualdad, consolidar la calidad de los servicios públicos esenciales y favorecer el acceso a la vivienda. Para los tres la política económica del gobierno, con los resultados que hemos visto, permite tener recursos para actuar. Así, lenta pero inexorablemente la desigualdad va disminuyendo (los recursos en políticas sociales se han incrementado en 120.000 millones de euros). Se han aportado, al margen el modelo de financiación autonómica, más de 250.000 millones de euros a las CC AA para fortalecer el estado del bienestar. La ley de vivienda, donde se aplica, empieza a dar sus frutos para resolver un problema complejo y que requiere tiempo para su solución.
Estamos ante un comportamiento espectacular de la economía española. Sin embargo, no es ocioso decir que frente a esto el PP sólo habla de caos y propone convocar elecciones un día sí y otro también. Si todo lo que hemos visto antes es el caos la respuesta es evidente: ¡Qué viva el caos!
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