Afantasia
Qué hermoso es que seamos diferentes; si fuéramos iguales, ya nos habríamos extinguido
T iempo atrás tuve conocimiento de una enfermedad de la que quizá, como me sucedía a mí, no hayas sido nunca consciente y es la ... afantasia. Se trata de la dificultad que sufren algunas personas de no ser capaces de visualizar objetos, personas o cualquier otro tipo de cosas, en su mente, en su imaginación. En mi caso particular, dado que soy una persona con una imaginación muy visual, la verdad es que me cuesta imaginar que alguien no pueda disfrutar de estas sensaciones, cuando recordamos o imaginamos situaciones o personas a las que somos capaces de visualizar en nuestros pensamientos. Esto también me lleva a comentar muchas otras deficiencias que, para los que somos, como es mi caso, absolutamente normales y vulgares, nos cuesta reconocer en otras personas. Se me viene a la mente ahora las personas con algún tipo de psicopatía, los que denominamos psicópatas y que absolutamente nada tienen que ver con los asesinos que vemos en las películas y excepcionalmente en la vida real, que en la mayor parte de los casos se debe a una carencia de neuronas espejo, que es un tipo especial de neurona que permite empatizar o sentir lo que el otro siente, en un momento determinado. También, por ejemplo, se me viene a la mente la dificultad que tienen también algunas personas en reconocer los gestos y las expresiones gestuales, no verbales, con las que muchos de nosotros damos a entender nuestros sentimientos o pensamientos, sin pronunciar palabra alguna.
En esencia, lo que trato de expresar es que muchos de nosotros provenimos de una época en la que las enfermedades, los daños en las personas eran siempre visibles, como los traumatismos o cualquier pérdida o deficiencia de alguno de nuestros sentidos externos, más visibles, pero lo cierto es que es mucho más habitual, de lo que pensamos, esas limitaciones o enfermedades, que en unos casos provienen de algún defecto en nuestra genética y, en otros, provocado por traumas o tensiones, casi siempre provenientes de la infancia, que derivan en carencias y que no solamente nos limitan, como la afantasia, para poder imaginar y visualizar, sino que también nos impiden un adecuado desarrollo de nuestra capacidad de relación social, que es lo más distintivo y valioso que tenemos los seres humanos.
Dejo para el final lo más importante, siempre que actuemos de buena fe, nunca nos avergoncemos de ninguna de estas limitaciones y dios le libre al que nos señale o nos pretenda dañar excluyéndonos por ser diferentes. Mientras el amor y la bondad existan en nosotros, nada ni nadie tiene derecho a dañarlo, a criticarlo o a juzgarlo. Qué hermoso es que seamos diferentes; si fuéramos todos iguales seguramente ya nos habríamos extinguido y, muchos, de aburrimiento.
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