Atracción feliz
Las medias naranjas existen; eso sí, hay que regarlas todos los días con afecto
La película añadía el adjetivo «fatal» para la atracción que resumía bien el dicho de «ni contigo ni sin ti». Los humanos somos un mosaico ... de componentes genéticos, ambientales, físicos, emocionales, intelectuales y circunstanciales que, en un momento dado, podemos sentirnos atraídos por una persona que es la menos adecuada para nosotros. Esa atracción puede resultar fatal porque nos genera atracción una persona que, por lo que nos parece que hay tras su aspecto físico, nos lleva al deseo de conocerla mejor e incluso podemos llegar a fantasear con ello. Lo que sucede es que, las más de las veces, tras ese pellizco físico o emocional nos encontramos con una realidad que no se corresponde con nuestras expectativas o que estamos condicionados, erróneamente, para que nos resulte atractivo un determinado tipo de persona, sin saber que ese condicionamiento tiene los pies de barro.
Pero existe, claro que existe, la atracción feliz y que muchas veces no coincide precisamente con los cánones que teníamos previstos, con lo que pensábamos que era mejor para nosotros.
Suele ser una persona en la que, por diversos motivos, casi siempre incrementales (cada vez van apareciendo nuevos aspectos que nos atraen de su personalidad) se va desvelando en toda su potencia e intensidad. Hay ocasiones en las que, incluso, entrecerramos los ojos para no ver lo que esa persona nos atrae pues las circunstancias personales impiden o dificultan la aproximación con ella, pero cuando los gigantes realmente se presentan como lo que son, molinos de viento, nos acercamos a esa personalidad atractiva y nos dejamos llevar por la sensación de plenitud que nos invade cada vez que vamos conociendo mejor el paño que la distingue. Las medias naranjas existen; eso sí, hay que regarlas todos los días con afecto, inteligencia, amor a raudales y demostraciones palpables del mismo naranjo que te une a ella.
Finalmente decir que la atracción existe y puede ser múltiple y diversa pero para que sea feliz, al igual que la felicidad, hay que trabajar cada día para conseguir que la llama no quede en eso, en flor de un día. La felicidad es un sentimiento de satisfacción equilibrada en una vida humana que, por definición, es imperfecta, pero cuanto más amamos, sin reservas, más ayudamos a que sea eterna, constante y firme. Por cierto, no creo en la ceguera del amor, creo, en que cuando tenemos puestas las gafas adecuadas somos capaces de ver lo invisible con la misma nitidez que lo simplemente visible y llegamos a intuir un mundo de complicidad con el que nos sentiríamos plenos y vamos tras él. Para los descreídos: existe, de verdad existe.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión