Bravo y brava

Lo anterior me nace por el comentario de un buen amigo a tenor de un espectáculo musical al que asistió y en el que una persona, vitoreando a la intérprete, gritó la expresión: ¡Bravo, bravo! Y una persona del público, próxima a él le corrigió, «se dice brava». Con independencia de la bravuconada del manifestante, también he de apelar a su ignorancia. La RAE nos dice: bravo, en su primera acepción, es valiente (género único, por si acaso) y en la segunda: bueno, excelente. Y de brava lo que dice, en la cuarta acepción, es: dicho del mar o de las aguas de un río. Por cierto el 'género único' no es una cuestión 'de género' (que esto ya está degenerando bastante), se refiere a aquellas designaciones que tienen una forma única de expresión gramatical, refiriéndose indistintamente a individuos de uno u otro género. El gato tiene cuatro pies, no tres.

Pero no perdamos de vista que, también, sé que hay personas que cuestionan hasta a la mismísima Real Academia de la Lengua; mi madre siempre me dijo que la ignorancia es muy atrevida. Contra la RAE se puede ir en contra pero, esos que lo hacen, que vayan también contra la Hacienda Pública o las diligencias de un juzgado… ahí la intolerancia suele ser más menguada.

Señor, si expresamos ¡bravo! a un cantante (no me diga que es 'cantanta'), no me lleve esto por las bravas, porque podemos llegar a hacer un pan con hostias. El lenguaje es una convención a través de la cual todos nos expresamos, con unos códigos comúnmente aceptados y si cada cual va a hacer de su capa un sayo entenderé que los jóvenes no hablen por teléfono; con palabras les llevaría el doble de tiempo o 'tiempa'.