¿Qué es bueno para ti?
Deberíamos dedicar más energía a pensar en cómo mejorar nuestro presente inmediato
Robert Waldinger es el actual director del Estudio Harvard que se lleva a cabo desde 1938 en EE UU con 724 jóvenes, en aquel momento, ... que siguen siendo monitorizados con este impresionante análisis sobre el bienestar emocional y la felicidad de las personas. Pero quiero destacar una frase de este prestigioso psiquiatra que, además, es el mayor exponente mundial sobre psicología de la felicidad y que dice así: «No somos buenos en predecir lo que nos va a hacer sentir bien».
Es cierto, no somos nada competentes en saber elegir el que puede ser el mejor camino para nosotros, el que mejor se va a adaptar a nuestra personalidad, emociones, afectos, intereses, deseos o circunstancias.
No deja de ser curioso que siendo como somos, tan previsores, generando tantas expectativas y ensoñaciones sobre cómo deseamos que sea nuestro futuro, inmediato o no, nos equivoquemos, persistentemente, en nuestras elecciones y deseos. Muchas personas viven en el futuro, pensando e imaginando cómo sería si todo lo que les sucediera fuera todo lo maravilloso que desean y resulta ser que esos deseos, en buena parte y así se demuestra después, son inconsistentes con nuestra forma de ser o con la evolución predecible de nuestra personalidad.
Ante este tremendo error de insatisfacción hay un antídoto efectivo y es el de dejar de pensar en cómo quisiéramos que fuera nuestro futuro, para dedicar todas nuestras energías a pensar en cómo mejorar nuestro presente inmediato; cómo disfrutar más del momento en el que nos encontramos; qué tenemos que hacer para mejorar nuestro estado de ánimo: ahora; qué hacer para que esta tarde sea la mejor tarde de nuestra vida; qué resortes tengo que activar para conseguir el máximo de felicidad y satisfacción, la mía y la de todas las personas que quiero o con las que me voy a relacionar de forma inmediata. Esta es la mejor solución para evitar generar unas expectativas que no se corresponden con lo que mejor nos va a resultar. Pero ¿esto significa que no debemos planificar el futuro? Todo lo contrario, debemos dedicar tiempo y esfuerzos a todo aquello que vamos a acometer con antelación: viajes, estudios, proyectos, trabajos y cualquier otra dedicación concreta que debamos anticipar, pero con una visión práctica de lo que debemos hacer desde nuestra perspectiva actual.
Debiéramos ser conscientes de que nuestra vida se compone de cientos de diferentes realidades, con una infinita combinación de circunstancias y estados de ánimo y que cualquier visión de futuro, en la que seamos los protagonistas, va a estar cargada de inexactitud.
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