Gestores, no pastores
El PIB de Cantabria en 1975 suponía el 1,4% nacional; en 2022 se acerca al 1%
Si miramos la realidad de una Comunidad como la nuestra, Cantabria, podremos comprobar que lo que hoy somos, comparativamente hablando, es mucho peor que lo ... que llegamos a ser cincuenta años atrás. Llevamos todo este tiempo sin dictadura (más de media España no llegó a vivirla; por mucho que se empeñen los refractarios en recordárnosla) y nuestra región se ha empobrecido. Tan sólo un dato, el PIB de Cantabria en 1975 suponía el 1,4% del total nacional, mientras que en 2022 está más cerca del 1%; es decir que, prácticamente, hemos perdido un 40% de nuestra riqueza en todo este tiempo.
Esta es una realidad y quienes tenemos memoria y comprobamos la evolución de otras provincias de España, como Málaga, Gerona, Alicante, Burgos o Valladolid, vemos la pésima gestión con la que nos hemos visto gobernados en estos años, pues los gestores que hemos tenido no han sabido o no han querido facilitar las oportunidades de crecimiento con una visión de largo plazo. Hemos sufrido de un cortoplacismo a ultranza, de una visión partidista de los gestores, de un enfoque único y exclusivo hacia la galería de los medios de comunicación y de una falta de rigor y profesionalidad en la gestión de lo público que nos ha puesto en donde estamos. Hemos tenido pastores de un rebaño infinito y muy bonito al que se le iban muriendo y envejeciendo las ovejas y el pastor tan contento.
¿Qué podemos hacer como región, como pobladores de este rebaño que es Cantabria? La solución no es fácil pues, seguramente, haciendo las cosas muy bien, se necesiten otros tantos años para ocupar el lugar que dejamos vacante. Ahora bien, ¿algo tendremos que hacer? En este sentido considero que como ciudadanos, que queremos que se defiendan los intereses económicos del conjunto de la región, tenemos la oportunidad de expresarlo en las próximas elecciones aportando nuestro voto a aquel líder o potencial gobernante que consideremos que mejor pueda gestionar lo que es de todos.
Personalmente me da igual un líder con mayor o menor carisma, con mejores o peores palabras y habilidades de comunicación, con eso no compramos calidad de vida. No soy quién para expresar el que puede ser más válido, ahí, allá cada cual, pero sí que debemos ser todos comúnmente responsables de lo que elijamos. Podemos elegir subvenciones, ayudas, promesas incumplidas, futuros sueños y vanas realidades o elegir trabajo, esfuerzo, menos impuestos y más oportunidades para los que crean la riqueza, que requiere buenos puestos de trabajo y mejores salarios. No olvidemos nunca que quien esté en la palestra lo estará porque nosotros le hemos aupado a esa posición y si nos dejamos engañar permitiremos nuestro mayor empobrecimiento; por abajo sigue habiendo muchos puestos en cola.
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