Las razones
Somos reduccionistas hasta el absurdo para encontrar las causas y justificaciones de algo
Seguramente te hayas parado a pensar, muchas veces, que cuando sucede algo positivo o negativo tendemos a pensar que, eso que ha sucedido, se debe ... fundamentalmente a una razón o una causa única. Hay múltiples circunstancias en las que pensamos así y atribuimos el éxito o el fracaso de algo, de manera simplista, a un único motivo. Esto nos pasa en lo personal, en el ámbito profesional, en la política, hasta en el fútbol. Somos reduccionistas hasta el absurdo para tratar de justificar y encontrar una causa simple que justifique lo que pensamos cuando, casi siempre, las causas de cualquier sucedido son múltiples; unas más importantes que otras, pero son cúmulos de circunstancias que conllevan al hecho que se ha producido.
Ahora bien, en el campo de nuestra personalidad, sobre todo cuando sucede algo traumático o impactante, ese hecho sí que puede condicionar buena parte de la vida de una persona pero, en la mayor parte de los casos, tenemos que hablar de las razones de algo y ser capaces de estimular nuestro sentido crítico para tratar de reconocer cuáles son esas razones, su grado de importancia y como han influido en lo que ha sucedido.
Quizá con un ejemplo concreto sea capaz de transmitir lo que quiero decir; se me viene a la mente un accidente de tráfico; en las noticias nos dicen «exceso de velocidad» pero quizá, además de ello, había somnolencia por parte de quien conducía o los efectos del alcohol o de las drogas o un despiste o una llamada de teléfono o una conversación irritante o una digestión pesada o exceso de nerviosismo o una tristeza muy profunda, incluso hasta un intento de suicidio. Pero siempre lo acabamos simplificando en una razón única en nuestras mentes limitadas, e incluyo la mía; es más sencillo de entender y no requiere tanto esfuerzo para así hacerlo.
Tanto en lo positivo como en lo negativo cuando este proceso de pensamiento desarrollamos, estamos discriminando y afectando a otras causas que, cuando se refieren a la acción de otras personas, ninguneamos su efecto o lo minimizamos y estamos perjudicando a quienes así trabajaron por ello. Es como en la consecución de un objetivo importante en una empresa, que es tarea y mérito de muchos y no sólo de los que se lo quieren atribuir o el ejemplo de un coche; si funciona bien es porque todo funciona bien y si funciona mal generalmente no es por una única causa, sino que se han sumado diferentes motivos que han provocado ese mal funcionamiento. Lo más pernicioso en estas valoraciones es cuando no reconocemos la influencia positiva de otras razones en un logro o consecución; busquemos esas razones y hagamos partícipes a todos de ellas; todos merecemos nuestra cuota en el éxito conseguido.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión