El subvencionismo
Vivir de las ayudas públicas, pero no siempre hay garantía de que el dinero cumpla el objetivo
El cuarto pecado capital 2.0 es el más caro de los que tenemos que purgar. La subvención es la principal categoría dentro de las ... ayudas públicas. Todas están publicadas en la web de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE). En 2021, el importe total de éstas alcanzó los 18.718 millones de euros, el 1,6% del PIB y en 2022, hasta septiembre, se adjudicaron 18.397 millones de euros en subvenciones. Estoy convencido de que en 2023 terminaremos con una cifra bastante superior a los 21 ó 22 mil millones de euros; ahí es nada. Curiosamente marzo es el mes en el que más subvenciones se conceden, el 15 de marzo de 2022 se concedieron, sólo en ese día, 9.821 subvenciones.
¿Cuál es el fundamento de la subvención? Ayudar a que un colectivo de personas, organizaciones o empresas salga adelante. Y, esto que en principio es muy loable, puede y acaba siendo pernicioso en muchas circunstancias, porque los recursos que se aportan no acaban sirviendo para lo que se proponían. Hace casi 200 años, Galdós en sus Episodios Nacionales, ya nos hablaba del modo tan español de vivir de las ayudas públicas.
El subvencionismo del que hablo consiste en tratar de conseguir ingresos extras, por parte de colectivos exclusivos, gracias a los impuestos generalistas recaudados a todos. Es decir se benefician unos pocos con los dineros de todos, pero sin garantía de que ese dinero cumpla el efecto que se pretende. Esto, en el fondo, es un poco esperpéntico porque a la hora de pagar impuestos se han de cumplir todos los requisitos, pero a la hora de justificar el resultado de las subvenciones no se exige garantía alguna de su cumplimiento, tan sólo se requiere que el receptor se ajuste a la normativa de adjudicación; más aún cuando son a fondo perdido.
Con todo lo expresado pudiera parecer que estoy en contra de las ayudas y es todo lo contrario. Estoy a favor de que se ayude siempre que se cumpla el objetivo pretendido, más aún cuando se incentiva que quien ha conseguido un buen resultado (profesional o empresarial) se le aporten recursos para que pueda conseguir mucho más; en beneficio de la actividad económica global y de la sociedad en general. Siempre es mejor enseñar a pescar que regalar los peces; formar más, capacitar mejor, ayudar al emprendimiento de éxito, en definitiva, lo que tan bien suele hacer la actividad privada, ¿por qué no se puede hacer también con fondos públicos? Ayudar sí; subvencionar no. Enseñar sí; dar, sin más, no. Ayudar a conseguir un logro, sí; financiar la ineficiencia o la sopa boba, no. Ayudar al que no se puede valer por sí mismo, sí; financiar al subvencionista, no.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión