La tercera guerra climática
Don Pedro Benito Ardanaz fue mi primer jefe. Era director comercial de Galletas Cuétara, era una bellísima persona, un excelente profesional y un gran humanista. ... Una vez me dijo: «Antonio, mi padre decía que si en todas las casas el 'pucheruco', a la hora de comer, estuviera lleno, no habría guerras». La verdad es que, con independencia de las megalomanías de los grandes dictadores habidos y habientes, las guerras nacen de las miserias de muchos pueblos que buscan resarcirse con la guerra para anular a otros y quitarles sus propiedades; casi siempre ha sido así. Comento esto porque, confiando en que ninguna generación presente ni futura se vea inmersa en otra guerra mundial y a pesar de las 'rusias' imperiales, creo que el mayor riesgo de conflicto integral para la humanidad está en el cambio climático; en las sequías persistentes y en las inundaciones que pueden provocar hambrunas, carestías y pandemias hasta ahora desconocidas.
No pretendo ser agorero, de hecho no lo soy, tan sólo es una reflexión en letra alta para que pensemos en lo que podemos estar provocando, año a año, barril a barril y metano a metano, en un medio ambiente, que no es infinito en su inmunidad ante tanto ataque provocado por nuestra industrialización descontrolada.
Imaginemos que, si hay sequía, el 'pucheruco' del que hablaba mi querido Pedro, estará tan vacío de caldo que el hambre de agua nos volverá locos, tanto como para guerrear por acceder a conquistar, en vez de tierras, las aguas de otros. Somos un 70% agua y del 75% del agua de la tierra (qué contradicción expresiva) sólo un 1% es dulce como la vida. Necesitamos aire para respirar y agua para existir. El aire lo estamos contaminando (millones de personas mueren en el mundo por esta causa de modo directo o indirecto) y el agua, cuando el clima se trastoca, se está mal repartiendo por carencia o por exceso y cuando eso llegue a los poderosos que deciden, teóricamente por los intereses de sus pueblos, pueden armarse de necesidad y de artefactos para quitarnos el agua a los que la tenemos controlada y en razonable abundancia.
Tan sólo quisiera advertir que, si seguimos con este cambio climático, llegaremos a sufrir cambios sociales, políticos y militares nunca antes vistos y que, al menos en la imaginación, nos preparemos para nuevos escenarios basados en la realidad de siempre: el poderoso se impone al más débil y lucha con él por quitarle lo más valioso. El agua va a ser lo más valioso que tengamos en la Tierra. Mi recomendación es la de que, además de saber defender nuestros intereses frente a los foráneos, desarrollemos políticas de agua: pantanos, desaladoras e I+D+i para provocar la lluvia. Agua o tocados.
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