¡Váyase, señor Sánchez!
El presidente del Gobierno está dilapidando la imagen de país de nuestro Estado
E l padre de una persona muy querida decía: «Vale más perder mucho que perderlo todo». Usted, señor Sánchez, está perdiendo todo, o a punto ... de perderlo. Seguramente la integridad ya la perdió, tiempo atrás, lo que no quita para que haya ganado en calidad de representación, pero no parlamentaria, sino de actividad teatral para simular durante tanto tiempo lo que no es. Está perdiendo la ilusión de muchos españoles que un buen día decidieron adscribirse a la ideología que su partido representaba y, por mucho que les cueste, lo está perdiendo. Está dilapidando la imagen de país de nuestro Estado, vendido por 30 monedas de plata, o por siete votos, lo mismo da. Pretende, también, hacer perder la integridad de una justicia que no se ha dejado manipular, cono tampoco se han dejado nuestros ángeles de la Guarda Civil. Hablando de guardar, estoy convencido de que se ha guardado muy bien, con tecnología o con todo el conocimiento que tiene, de los lodos que como lobos vigilan lo que de usted pueda decir y que, en algún momento, alguien haya podido escuchar; de eso seguramente no tenga nada que perder; o sí. Lo que mejor tiene atado y bien atado es la fidelidad de aquellos que le rinden pleitesía por el poder que les ha otorgado, por los favores debidos o por los silencios prolongados.
Pero lo que sí que está haciendo perder es la paciencia de muchos ciudadanos de a pie, que pagan sus impuestos religiosamente, pero no para que otros vivan a cuerpo de dioses, entre otras cosas porque no les queda más remedio, la propia palabra lo dice: impuesto. Pero, como le digo, se están cansando y el hartazgo en una parte de la sociedad, que suele manifestarse poco para tratar de vivir del mejor modo posible, puede que llegue a un punto sin retorno en el que, sintiendo que pierden el sentido de nación, de igualdad, de democracia, de casa común, comiencen a manifestarse con la misma virulencia que los que habitualmente lo hacen porque tienen poco que perder y mucho que ganar, manifestándose.
¡Váyase, señor Sánchez!, no pierda todo, permita que la supuesta dignidad que puede aún conservar, para algunos de los que en su día le auparon, le permita vivir de unos réditos con cargos europeos y que siempre le quede algún que otro fango al que poder culpabilizar de todos sus males. Y, hablando de fangos, escuchando algunos audios de las últimas semanas lo que sí que le puedo garantizar es que de aquellos polvos, entre otras cosas, estos lodos. Sé que le importamos muy poco, pero por ese poco, por esa minucia, sea un poco más inteligente que listo, antes de que Manos Limpias ensucien más todavía las suyas.
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