Paraninfo de la Universidad de Cantabria (UC), calle Sevilla, nº 6. Hoy, viernes, festividad de san Antonio de Padua, se clausura la exposición 'Historias para ... contar y cantar' dedicada a la literatura de cordel, coordinada por Nuria García Gutiérrez. Muestra merecedora de elogio pleno, con ausencias que se excusan por ser una selección. Ergo: Son todos los papeles que están. Pero no están todos los papeles que son.
Barriendo para casa, echo en falta un pliego del simpar Rodrigo de Reinosa. Mismamente su celebrado 'Paternóster a las damas' (1520), de cuerpo presente en mi Cantabrialogía nº 2 (2015). Y por la fecha de clausura de la exposición –con mi felicitación a quienes celebran (conmigo) la onomástica del día–, «Nueva relación y curioso romance en que se da cuenta y declara la maravillosa vida de San Antonio de Padua, y lo demás que verá el curioso lector». Su prefacio invoca lo etéreo: Vuele mi pluma ligera / y con su rápido vuelo / rompa el viento, y no la ofendan / de Apolo los rayos bellos. / Supuesto que prometí / en la otra parte primera / referir de San Antonio / su muerte con elocuencia». O, en un plano más cañero, el aleluya 'Vida y milagros del glorioso San Antonio de Padua', dispuesto en 8 líneas de a seis viñetas, lo que hace un total de 48 viñetas. Pliego de cordel a cuya adquisición he llegado tarde. Lo que me impide transcribirlo por sus versos contado.
Conocido el santo de Padua (no confundir con san Antón, el de los animalicos) por su eficacia casamentera e infabilidad en la búsqueda de objetos perdidos y también por su intercesión para encontrar soluciones a problemas sin remedio, cabría pedir ahora, en los satánicos días que corren, su intercesión celestial para que los mandamases del mundo recuperen la dignidad perdida, se lleven la mano al corazón, paren las guerras e impongan por decreto la paz universal.
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