La Abeja Montañesa. El periódico fundado por Cástor Gutiérrez de la Torre merece un pedestal que ni el Ayuntamiento ni la Asociación de Periodistas de ... Cantabria (AP) le han otorgado. A su inagotable venero frecuentemente peregrino en busca de perlas para mi particular rosario de cuentas del periodismo decimonónico.
Dos perlas por falta de una obtengo de la edición del jueves 28 de agosto de 1861. La Gacetilla no lleva firma. Ni falta. Es de una joven promesa, un literato en flor, José María de Pereda, natural de Polanco, quien se ocupa de las reseñas culturales.
Engloba cinco apartados: Teatro, Despedida, Sea enhorabuena, ¡A los toros, a los toros! y Para los pobres.
El segundo y el cuarto merecen capítulo aparte, como en diversas oportunidades y medios ya he resaltado, oralmente y por escrito. «Despedida. Al público santanderino (leída por el autor)» es antológica. Desde el escenario, el actor teatral Mariano Muñoz se dirige al personal con lágrimas en los ojos que lágrimas arranca: «Llegó la hora de marchar / y quiero haceros saber, / que siento un grave pesar / al tener que abandonar el suelo de Santander. (...) Esta ciudad cariñosa, / su culto rinde al saber / con esta afición honrosa / y los que nieguen tal cosa / calumnian a Santander. (...) Adiós, pues, con aflicción / de estos montes peregrinos / me alejo, y su población / pero os dejo el corazón, amables santanderinos». Los aplausos aún resuenan en el teatro que el viento se llevó.
Del perediano apunte taurino sólo se ha citado por quienes citan de oídas el introito: «El tiempo está inmejorable, / el ambiente delicioso / los bichos en La Albericia / ¡A los toros, a los toros!». Sorprendente es que el corral albericiano no haya sido hasta la fecha localizado y glosado. Ni el traslado a pie de los toros hasta la plaza de Molnedo. Al modo de los sanfermineros encierros de Pamplona.
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