La frasecita se las trae. Se presta a tantas dobles lecturas que indudablemente habría hecho las delicias de mi añorado amigo y maestro en letras ... Camilo José Cela, con inmediata incorporación, a mandíbula batiente, a su 'Diccionario del erotismo' (1988), que nutrí con algunas papeletas de cosecha personal. Pesco al vuelo el titular de la Gacetilla, firmada por Paredes (seudónimo del periodista en ciernes José María de Pereda), en la edición del 31 de marzo de 1858 de 'La Abeja Montañesa', donde se da pormenorizada cuenta a los lectores del hecho urbano que preocupa al vecindario.
A la redacción del periódico de intereses morales y materiales, satírico, literario, agrícola y mercantil, Rivera 14, llega una señorona muy señoreada con una carta dirigida al Ayuntamiento de Santander. En la cual, las abajo firmantes ruegan al periódico que la publique destacada en sus páginas para que el Consistorio se dé por enterado y reponga de inmediato las cubas regaderas para asear las calles de la ciudad. La misiva, muy entrada en razón, concluye con la frase literal, susceptible de erótica lectura, de que vicariamente me valgo ciento cincuenta años más tarde.
Sobre la firma, las ayunas de riego, esperanzadamente exponen su pretensión: «Por todo lo dicho: / Esperamos que muy luego / se nos llegue a complacer. / Porque nos carga el tener / mucho polvo y poco riego». Vaya usted a saber si a las abajo firmantes (Elisa, Matilde, Julia, Pepita, Rosa, etc.) no les traicionó el subconsciente al reclamar al unísono lo que les pedía el cuerpo: riego para el mucho polvo.
Buen humor que no falte. En el siglo XIX, cuya inagotable fuente periodística merece un estudio a fondo, la expresión en verso (romance, quintetas. cuartetas...) quitaba hierro a los más peliagudos asuntos. Verbigracia: «Por encargo de un prelado / un escultor muy travieso / hizo un san Antón de yeso / poniéndole el cerdo al lado». Y así.
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