Al cuerno con los rótulos tabernarios en inglés. ¿Por qué llamar pubs a los bares, tascas, figones, ventas, merenderos, mesones, tabernas y mancebías sin luz ... apenas? ¿Por qué utilizar el apóstrofe sajón, Pepe's, en lugar de bar de Pepe, del Pepe o de los Pepes? ¡Bravo por nuestros Dondedulce, Dondenoa Dondediony o Dondenando! Del género tonto es utilizar el artículo determinado inglés 'the', cuando el español 'el' es familiar a todo bicho viviente. Palabra de abstemio: hubo un tiempo en que se decía ir al vino por ir a la taberna e ir a la alegría por ir al vino. El español es idioma para imaginativos.
En Santander, localizo setenta establecimientos del ramo de Santa Marta precedidos por el artículo determinado femenino, desde La Abacería a La Voladora. Y treinta y tres con el masculino, desde El Agapacho hasta El Tívoli. Y cuatro con el plural femenino: Las Campanillas, Las Hijas de Florencio, Las Olas y Las Terrazas de Carmen. Y tres con el masculino: Los amigos de Peter, Los Infantes y Los Peñucas.
Bienvenidos sean los nombres salerosos. Que muy de celebrar es que se potencie lo vernáculo. En España, hay infinidad de tabernas del Quijote en las que el Caballero de la Triste Figura jamás entró. Y a fe que el peor día de Sancho Panza fue aquel en que no pudo ordeñara placer la reseca bota. Vino se menciona 43 veces en El Quijote. Y más brillante que el sol fue el consejo que el caballero de la triste figura dio a su escudero: «Sé templado en el beber; considerando que el vino demasiado, ni guarda secreto, ni cumple palabra».
Sabia lección. A ver si va a acabar resultando que cierto mandatario español, que presume de sobrio, a escondidas dobla el codo con su amada prójima y el vino demasiado le insta a no cumplir palabra de cuanto en público promete.
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