Caminando sobre hielo
Las aguas subterráneas siguen circulando y nadie sabe si aquí o allá saltará una alcantarilla que empape a un nuevo alto cargo
Antonio Soler
Viernes, 4 de julio 2025, 00:30
Este sábado se esperan medidas contundentes en el cónclave socialista. Es lo que dice todo el mundo. Ministros, militantes, periodistas, voceros. Todo el entorno de ... Santos Cerdán debe ser depurado. Pedro Sánchez, dicen, está decidido a ello. Pero el razonamiento no deja de ser un oxímoron. Porque la pieza fundamental del entorno de Santos Cerdán es Pedro Sánchez. De ahí que desde muchos rincones -interesados en la demolición del PSOE o en su renacimiento- pidan un congreso extraordinario, la dimisión de Sánchez para convocar elecciones o al menos para ceder el lugar a alguien del partido -en este punto los de la demolición se apean del carro-.
Todo podría verse con calma -qué bien le vendrían a Sánchez ahora otros cinco días de reflexión- pero hay un inconveniente. El caso no está cerrado, no hay perspectiva para medir su alcance. De modo que el hipotético congreso extraordinario se celebraría sobre el vacío, sin saber si hay miembros destacados del partido afectados por la trama corrupta o si ha habido financiación ilegal y a ese congreso habría que sumarle uno nuevo. Caminan sobre hielo. La maraña es demasiado espesa. Tanto, que a la vicepresidenta Yolanda Díaz le explota la cabeza, según confesión propia. Le explota y la deja balbuceante. Aunque no lo bastante desorientada como para cruzar la puerta de salida del Gobierno que su familia le hizo pasar simbólicamente después de su toma de posesión. Palabras. Medidas muy contundentes. Pero nadie sabe cuáles pueden ser esas medidas porque la contundencia pasa por la responsabilidad política de Pedro Sánchez.
Así que mejor acudir al maquillaje para intentar tranquilizar a las bases y a los atónitos votantes. Las aguas subterráneas siguen circulando y nadie sabe si aquí o allá saltará por los aires una alcantarilla que empape a un nuevo alto cargo. Medidas de control para que no vuelva a pasar. Borrar a Cerdán de las fotos en una parodia del stalinismo e incluso borrarlo de la memoria de los ciudadanos como trató de hacer la otra vicepresidenta, Montero, a la que no le ha explotado la cabeza por ya venía con ella previamente explotada, y humeante. Expulsar a los puteros del partido. Bien está, pero, por mucho que Ábalos cacaree ahora que el ensañamiento con él se debe en gran parte a la envidia que despiertan sus andanzas eróticas, hay que recordar que el trío calavera no está enjuiciado por asuntos de prostitución sino por varios, y muy graves, delitos económicos. Todo apunta a la fragilidad. Y por mucha contundencia que mañana transmitan en el Comité Federal siguen caminando sobre una capa de hielo cuyo grosor solo conoce la UCO.
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