Es ficción pero está pasando
El señalamiento, la amenaza al discrepante como método de coacción política y estigma social, son sus referentes
Cándido Manuel Cobo
Lunes, 4 de agosto 2025, 07:05
Imaginemos un sociedad distópica, orwellina, donde todo parece ficción, pero está pasando. La gobernanza socialista ha alumbrado, premeditadamente, una comunidad estigmatizada en la cual, el ... levantamiento de muros ideológicos y la polarización política hace difícil, ya no sólo opinar (e incluso reflexionar) libremente, sino también, la convivencia. El señalamiento, la amenaza al discrepante (fachosfera, franquismo…, «no pasarán», Ribera dixit) como método de coacción política y estigma social, son sus referentes. De esta irrespirable atmósfera emana la personalidad de un presidente, –¿el de todos?–, que hace de la mentira su herramienta política de supervivencia, («¿Por qué nos miente usted tanto, Sr. Presidente»? sic Alsina), preguntándonos y respondiéndose: ¿acaso la verdad no es una mentira reiterada? Su adhesión inquebrantable al engaño, al conflicto con la verdad, la inconsciencia de optar permanentemente por la que mejor le representa y tanto debe, la mentira. No es el único culpable, Platón en La República: «La mentira designa la ignorancia que existe en el alma del que es engañado».
El daño moral, social y político, ya profundo en la sociedad española, costará lustros restaurar y sí, aquél será parte de su infausto legado histórico, ese que tanto le preocupa. Esta breve disertación dogmática alcanza al momento actual. La izquierda española viene utilizando en su acción política eufemismos –«Cabalgar contradicciones», «asaltar los cielos» y «hacer de la necesidad virtud»–, que, lejos de la bondad retórica empleada, esconden y asocian la mentira, el oportunismo con el poder, con detentar y no perder el poder, sea a costa de lo que fuere. Y se han rebasado demasiadas líneas rojas ya, por parte de este gobierno.
No pueden ser por más tiempo refugio de decencia moral quienes iniciaron la reconquista política engañando a sus propios compañeros de partido, erigiéndose, al tiempo, en garantes de la regeneración social española, cabalgando a lomos de una espuria moción de censura con aroma a fraude de ley; un Gobierno que, para mantenerse en el poder, configuró, con premeditación y alevosía, la demolición de principios constitucionales básicos, derogando de facto el orden constitucional del 78, consagrando la subordinación legislativa y ejecutiva al interés particular de grupos independentistas, convirtiendo el Congreso en un zoco de 'trileros', subastando en cada sesión plenaria competencias, bienes, derechos y prerrogativas que a todos los españoles, en igualdad, nos pertenecen: hacienda pública, Seguridad Social, inmigración…
Lo que no podía ser y era imposible, de pronto es: la Ley de 'Autoamnistía', consumando una suerte de estafa política y electoral, donde siete votos compraron y quebraron valores esenciales de nuestro ordenamiento jurídico, la igualdad ante la Ley, separación de poderes, seguridad jurídica.., en la que los eufemismos citados cobran vida a través del control de las Instituciones públicas, CIS, RTVE, Banco de España…; la colonización del Tribunal Constitucional convertido tanto en Tribunal de Casación ideológica para asuntos de pertinencia del gobierno, como en órgano constituyente, la preterición sistemática del Parlamento, sin presupuestos… el continuo acoso y descrédito al Poder Judicial, orquestado desde las distintas esferas de poder con la bastarda finalidad de asegurar la impunidad, actual y futura, a la que el Sr Presidente y su entorno político y familiar creen tener derecho; la torticera utilización de 'su' Fiscal General, máximo garante constitucional de la legalidad, procesado por vulnerar aquellos derechos que prometió defender; el control de los medios de comunicación a los que pretende imponer un 'comité de la verdad', su verdad; un Consejo de Ministros, con inquebrantable adhesión al 'uno o al puto amo' y 'capitán', que lo mismo cuestionan el principio de presunción de inocencia, que ofrecen 'realidades alternativas' a lo Kellyanne Conway, promocionando y alentando el nepotismo político que en tiempos prometieron combatir. Todo ello y más, al efecto de asegurar y perpetuar el fin supremo, el poder, pues de gobernar, abdicaron: apagones, caos ferroviarios y aeroportuarios, inseguridad ciudadana, inmigración descontrolada...
Comportamientos inéditos en las democracias europeas que van conduciéndonos, sin frenos dialécticos, al autoritarismo político, ese que niega la alternancia política como eje básico de la esencia democrática, que ni creen ni respetan…, encontrándonos a un paso de que el Sr. Presidente abogue por anunciar lo que en 1860 Gerardo Barrios dijo ante la Asamblea de El Salvador: «Soy el primer salvadoreño que haciendo a un lado, permítaseme la expresión, esa coquetería política muy usual en los aspirantes a la Presidencia, he dicho al Pueblo franca y lealmente 'deseo el Poder Supremo'. Y ganó… dice Mikel Santiago que «la ficción es una mentira que debe estar llena de verdad».
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