¿Es indeseable la prostitución?
Aceptar la prostitución en nombre de la libertad es ignorar que los únicos que libremente eligen son los prostituidores y los proxenetas
¿Es indeseable la prostitución? ¿O lo único malo es pagarla con dinero público, tal y como opina Bibiano Serrano, diputado del PP de Extremadura? ¿ ... Eso es lo único reprobable?
¿Es indeseable la prostitución solo cuando la paga el Estado o lo es porque está íntimamente ligada a tramas de corrupción y a los mecanismos más sucios del bipartidismo: 'caso Mediador' (PSOE), los ERE de Andalucía (PSOE), el ofrecimiento de mujeres prostituidas y fiestas a concejales y cargos públicos a los que se pedían favores en el 'caso Gurtel' (PP), los audios de Granados (PP) en el 'caso Espías' de la Comunidad de Madrid –«hay que celebrarlo con un volquete de putas»– y los recientes de Koldo y Ábalos (PSOE) eligiendo mujeres –«la que tú quieras», «la colombiana nueva», «tienes a esta que está perfecta»– o la documentación con pagos a brasileñas para agasajar a contratistas y los registrados bajos los nombres de «putas del otro día», «mamadas»…? Los audios del caso Koldo no dejan lugar a dudas. No solo se repartían dinero público: se repartían mujeres. En esas conversaciones las mujeres son objetos intercambiables e intercambiados entre hombres con poder y sin escrúpulos.
¿No es acaso escandaloso que en estas tramas de corrupción el 80% de los implicados son hombres y en ellas las mujeres no sean corruptoras o corruptas sino mera mercancía con la que celebrar negocios, contratos, comisiones, sobornos…, premios con los que recompensar favores o trampas para posteriores chantajes como cuenta Zaplana en el 'caso Lezo' (PP) o como le sucedió a Tito Berni (PSOE)?
La prostitución es radicalmente incompatible con la igualdad entre mujeres y hombres y con los derechos humanos
¿O la prostitución es indeseable porque, además de estar acompañada de esta corrupción, de ser un boyante negocio globalizado, perfectamente organizado y en expansión que mueve ingentes cantidades de dinero, que va de la mano de las mafias de la trata, del tráfico de drogas y de la delincuencia organizada, supone sobre todo violencia y explotación sexual por hombres incapaces de reconocer a las mujeres como sus iguales y que se consideran con todo el derecho a acceder a sus cuerpos mediante pago?
Desde el feminismo abolicionista lo tenemos claro: la prostitución es una violación estructural de nuestros derechos humanos. No nos cansamos de repetirlo, la prostitución surge de la desigualdad entre hombres y mujeres, por lo que son las mujeres las que acaban siendo prostituidas. Generalmente las más vulnerables por pobreza, situación migratoria, violencia y falta de oportunidades como estrategia de supervivencia o las que animadas por la cultura de la prostitución la ven como una oportunidad de ascenso social. Pero además perpetúa esa desigualdad enseñando a los hombres que pueden acceder al cuerpo de una mujer solo con pagar. Los socializa en la idea de que hay mujeres disponibles, que están ahí para satisfacer sus deseos, que no cuentan como iguales, que se compran. La prostitución crea así una jerarquía sexual que se naturaliza desde edades muy tempranas: algunos tienen derecho a comprar, otras son compradas. Y esta lógica de dominación atraviesa toda la sociedad y afecta a la consideración social de todas las mujeres.
Quienes defienden el derecho de las mujeres a disponer de su propio cuerpo prostituyéndose, parecen ignorar que en realidad lo que están defendiendo es el derecho de los hombres a prostituir mujeres y niñas. Cuando apelan a la libertad individual y al consentimiento lo hacen olvidando las condiciones materiales, económicas y sociales de estas mujeres. Cierran los ojos ante una realidad donde la inmensa mayoría de las mujeres prostituidas han pasado por situaciones de pobreza, violencia, migraciones, dependencia, abusos o trata. Y es que no hay libertad real donde hay desigualdad extrema. No hay consentimiento libre cuando no hay alternativas. No se defiende el derecho al propio cuerpo legitimando que otros lo compren ni se convierte el consentimiento en una coartada para la explotación. Aceptar la prostitución en nombre de la libertad es ignorar que los únicos que libremente eligen son los prostituidores y los proxenetas.
Por todo eso, defendemos la abolición de la prostitución. Porque sí, la prostitución es indeseable. No por el dinero público gastado. No por el escándalo mayúsculo. No por las consecuencias políticas. Sino porque es radicalmente incompatible con la igualdad entre mujeres y hombres y con los derechos humanos.
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