Fukuyama en Tiananmen
Francis Fukuyama se hizo millonario, si no lo era ya, vendiendo mercancía averiada. Su 'El fin de la Historia' fue un éxito tan grande como ... su contribución a la consolidación de los neoliberalismos que a día de hoy ya vemos en qué se han convertido; en distopías ultracapitalistas. Su famoso panfleto oportunista fue escrito cuando ya habían tenido lugar los trágicos y execrables sucesos de la plaza de Tiananmen.
Fukuyama, que es de origen japonés por mucho Francis que sea. Parece que se aliaba por entonces con el tradicional enemigo de Japón, China, ignorando de modo olímpico lo ocurrido el 5 de junio de 1989 en aquella plaza, allí donde un estudiante puesto delante de una columna de tanques con los brazos en cruz intentó detener al ejército chino, que luego perpetraría una carnicería estudiantil en la plaza de la ignominia mientras el 'liberalismo' triunfante de Fukuyama miraba para otro lado. Parece ser que para el avispado 'historiador' esto también significaba el fin de las ideologías.
Vamos a concederle al nipón irredento que sí, que fue el fin de todas menos una; el totalitarismo capitalista que no se puede decir que sea una ideología tan horrible como el nazismo o el comunismo soviético, pero está trabajando a marchas forzadas para conseguirlo apoyado en la eterna estupidez humana. No parece que Fukuyama se imaginara el resultado de la tragicomedia actual –esperemos quede en comedia–, en la que el mundo dependería de un cantamañanas tóxico, malvado y cobarde como Trump, que se excreta ante Putin y los chinos, sus némesis; un raposu de la estepa y un enjambre de neomaoístas que se candonguean de él.
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