Claudicar no es gobernar

Tenemos las recientes experiencias de los indultados del 'procés', ninguno ha manifestado arrepentimiento, por el contrario han abundado que estarán dispuestos a rebelarse al advertir la debilidad de un gobierno preso de revoltosos populistas en busca de medallas que ponerse para auparse más y más en el poder. Y la debilidad de la cesión de poder por parte del gobierno, además de elevar victoriosos a sus oponentes ante los afiliados, les ha otorgado el beneficio de rebeldes con causa y reconocido recientemente por los tribunales escoceses al declinar la resolución de los expedientes de extradición presentados por la Justicia española. Una vergüenza la actuación de nuestros representantes políticos. ¿Con qué fuerza pueden ahora luchar los jueces españoles ante los europeos para reclamar que los rebeldes fugados sean juzgados en España? Es algo que hace declinar lo que se llaman derechos civiles de los españoles ante el espejo del mundo.

El orgullo español está seriamente afectado y la población desarmada ante tanta dejación de responsabilidades. No hay otra solución para levantar las esperanzas en la justicia de nuestro pueblo que presentar en masa la dimisión del Gobierno y convocar elecciones pensando que los próximos ganadores ejerzan el poder con todas sus consecuencias y nos sintamos dignamente representados.

Véase también el Gobierno americano haciendo dejación de sus responsabilidades contra los insurgentes en Afganistán, convocando mesas de diálogo que han servido para que los rebeldes se afiancen en su posición y hayan tomado el poder en el país. El gobernante tiene la enorme responsabilidad de representar a todo el pueblo, por lo que sus actuaciones deben de responder a los intereses del conjunto, nunca de las minorías larvadas. ¿Con qué fuerza ahora los americanos perseguirán o afrontarán los retos frontales de las leyes misóginas, claudicantes y miserables de los cabecillas afganos? Es el hándicap con el que deben combatir ahora la tiranía de la represión y violación de los derechos humanos.

El covid ha diluido los fracasos y dejaciones del Gobierno, pero sin duda todo saldrá a la luz próximamente puesto que los daños son irreparables. Sentarse ahora a la mesa de negociación con los catalanes empieza con el atalaya de la irresponsabilidad y la pesada carga del clamor del pueblo que seguramente se va a desatar cuando en la citada mesa sigan las claudicaciones. ¿Negociar con los rebeldes del 'procés'? ¿Qué? Hay posturas encontradas desde hace tiempo y las armas con las que han combatido los rebeldes esas posturas están fuera de la ley, solamente atenuado su ejercicio por la agonía de un gobierno débil que necesita los votos del rival para mantenerse en el poder. Nuestros políticos hacen un flaco favor a la democracia. Esta se basa en el poder ejercido por un gobierno representante del pueblo y no es nuestro caso pues parece que solo representan los votos de la insurgencia. Acabemos de una vez por todas plantando cara a los que no cumplen la ley y ponen como amenaza suplantarla con su hechos más o menos aglutinados por el pueblo catalán.

Hay posiciones que no están en venta, hay conductas irresponsables que nos conducen a la claudicación con los tramposos, los desafiantes y los iluminados que creen servir intereses supremos que les conducen a la temeridad y la osadía del desafío ante las leyes establecidas y garantes durante muchos años, incluso de sus propios derechos, los de los rebeldes.

Basta ya, den un paso atrás los débiles, los irresponsables, los fracasados y recuperemos la soberanía popular en unas prontas elecciones. Como dice un amigo mío «aquí paz y después gloria». Trayendo unas palabras del Padre Coloma: «Dicen que el mundo es un jardín ameno, pero ¡qué áspides oculta ese jardín!». Pongámonos en guardia para lo que la evidencia nos va a traer en los próximos meses a la notoria realidad de un quehacer gobernante caduco e irrelevante, incapaz de afrontar los obstáculos con la valentía y la dignidad que representan.