Confinamiento
Los perímetros regionales culminaron el potencial de aislamiento interno de un estado autonómico
Al Gobierno federal alemán se le ha inflado ese casco de pincho prusiano que siempre llevará dentro y ha aprobado una ley de «freno de ... mano» para decretar confinamientos de salud pública, si sus autonomías (los 'Länder' o territorios) no responden a los criterios de profilaxis. Mientras, en España el Gobierno dice que el 9 de mayo cancelará el estado de alarma, para alarma de sus socios de investidura y desvestidura, que están negociando, pásmese, con el PP para cambiar la normativa y dar cobertura a unas comunidades autónomas que a partir de ese día no tendrán más protector que el juez de guardia.
Culmina así el Gobierno de España la estrategia que ya empezó en junio de 2020 al dimitir de todo liderazgo efectivo contra la pandemia, como un Donald Trump sin negacionismo, pero sin activismo tampoco. Los confinamientos perimetrales autonómicos han traído al límite un potencial de aislamiento que siempre ha ido implícito en el estado autonómico: una vida más reducida al interior de las comunidades, con menos intercambio con el exterior. Las evidentes dificultades para cumplir esos confinamientos muestran, en caso de laboratorio, que España es una nación, que sufre cuando se la transforma en compartimentos estancos. Y además, se verifica la imposibilidad hasta de respirar si no hay dicha vida común, incluso en el caso de los archipiélagos, que es el paradigmático.
Cantabria, objeto de deseo y tráfico habitual de vascos, castellanos, asturianos, madrileños, riojanos, se ha dado cuenta de hasta qué punto no es autosuficiente. Ni nuestra ganadería, ni nuestra industria, ni nuestros servicios y nuestro turismo serían sostenibles solo con la población cántabra. La implantación temporal de esa membrana celular de boletín oficial que es el cierre perimetral muestra, precisamente, que no somos un animal político unicelular. Es más fácil verlo así que si yo les cuento el dinero que viene de fuera, público y privado, por fundamentales conceptos. Lo sorprendente es que la centrifugación de responsabilidades haya sido incitada por el propio poder central, a quien a veces parece que le resulta difícil hacerse cargo de la unidad vital de la sociedad española.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión