Crónica de una mentira anunciada
Nuestras infraestructuras ferroviarias no van a ser renovadas hasta el año 2050
En Europa las batallas se libran sumando intereses y por eso venimos defendiendo nuestros intereses de manera individual». Esta es la respuesta literal de la ... Consejería de Presidencia a la pregunta de Vox sobre las gestiones desarrolladas para incluir a Cantabria en el Corredor Ferroviario Atlántico. Es el resumen de la actividad, ingente, desplegada por el Gobierno de Cantabria en pro de las conexiones ferroviarias que necesitamos. Un tema irrenunciable y vital para el desarrollo cántabro cada cita electoral, pero que se ha traducido a la nada en su actuación como Ejecutivo. En la práctica, supone que no van a ser renovadas nuestras infraestructuras ferroviarias hasta el año 2050. Y, en la práctica, hipoteca las dos próximas generaciones. Esto nos obliga a asumir lo que tenemos y tomar decisiones.
Las consecuencias en el ámbito comercial son graves: mientras las provincias aledañas forman parte de la red básica, Cantabria se queda en segunda fila con lo que va a ser postergada en cualquier nueva inversión industrial que deba elegir donde instalarse. Como, por ejemplo, ya ha pasado con la nueva fábrica de vehículos que se instalará en Valladolid o en León, o el equipamiento logístico de Amazon en Asturias. Todos esos emplazamientos van a ofrecer una conexión ferroviaria europea que Cantabria no puede ofrecer; de nada sirve lamentarse por la leche derramada. Hay que desarrollar una estrategia de comunicaciones que asuma la postergación de Cantabria y asuma nuestro crecimiento:
Mejora de la red actual. Debemos duplicar la vía existente hasta Reinosa-Mataporquera y actualizar la infraestructura evitando las interrupciones que todos los inviernos generan cortes y retrasos por fallos de la catenaria. Fortalecer el transporte de mercancías no urgente, asumiendo los costes de conexión con las vías europeas y supliéndolos con mayor eficiencia, flexibilidad y disponibilidad.
La conexión con Madrid de pasajeros, en el horizonte de los próximos treinta años, será más eficaz a través del aeropuerto. Cantabria debe complementar su transporte ferroviario de la mano de una red de comunicaciones aéreas que cumpla con todas nuestras necesidades de desarrollo: comunicación con las Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia y con aeropuertos estratégicos internacionales de Londres y París, que nos permita ir y volver en el día tras una jornada de trabajo en destino y a precios asequibles. El arrinconamiento ferroviario de Cantabria es la crónica de una mentira anunciada por las nefastas consecuencias derivadas de la negligencia omisiva de un Presidente que no ejerce el puesto para el que ha sido elegido, más allá de la mera representación institucional.
Los montañeses deben tomar conciencia del coste de oportunidad que les está suponiendo el actual liderazgo político.
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