Diamantes
Si uno quiere planear un gran robo hoy en día debe contar con un equipo multidisciplinar. Ya saben: el embaucador, el informático, el experto en ... explosivos, el infiltrado, un ingeniero y hasta un hombre de goma bajito. Sin embargo, un grupo de abuelos ejecutó un robo exitoso –consiguiendo un botín de casi 10 millones de euros en joyas– usando un método tradicional y analógico. Sucedió en octubre de 2016 y la víctima fue nada menos que Kim Kardashian, que poco antes había publicado sus diamantes en Internet. El hermano del chófer de la víctima dio el 'soplo'. Los abuelos entraron en la residencia de «la mujer de un rapero» disfrazados de policías, ataron en el baño a Kardashian, cogieron las joyas y huyeron a pie o en bicicleta. Un plan sin fisuras. Lástima que los abuelos mangantes, que probablemente nunca se detuvieron a ver «CSI», fueron cazados porque uno de ellos depositó su ADN en un esparadrapo.
Al juicio, que se ha celebrado ahora, no han podido acudir dos de los acusados: uno la palmó y el otro tiene Alzheimer. El proceso comenzó como una especie de farsa, con los acusados chocheando, o fingiendo que chocheaban. Kim Kardashian acudió vistiendo un 'blazer vintage' negro de John Galliano y tacones Saint Laurent, adornado todo con un collar, un anillo y unos pendientes de diamantes —un 'look' sobrio pero sofisticado, según comentó la revista Hola— y se declaró traumatizada por el suceso.
Ojalá una película con todo este tinglado. Un guion cómico en el que acabemos empatizando con los ladrones y no con los desvalijados. Según André Maurois, la sinceridad es cristal, y la discreción es diamante. Qué sabrá ese de diamantes. Kim Kardashian estaba espléndida.
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