Fantasía noventera
He muerto y he resucitado. Y he soñado que mi ELA se esfumaba. No necesito máquinas que llenen mis pulmones de aire: hoy soñé por ... un momento que era aire. En la noche, donde un duende te invita a soñar, me deshice de ellas para siempre, junto con las pastillas, las sondas en el estómago, las sillas de ruedas y las traqueotomías que te convierten en un héroe en el silencio.
Hoy puedo hablar, y puedo gritar, y por fin he encontrado el camino, que ha de guiar mis pasos. No necesito respirar, ni descubrir el aire fresco, no necesito beber, ni tragar. De acero soy, de la cabeza a los pies, y el cielo es sólo una parte de mi piel. Porque a veces llega un momento en que te haces inmortal de repente, sin arrugas en la frente, y con ganas de vivir. Con muchas ganas de vivir.
Hoy no existen los médicos ni los hospitales. Sólo la música. Y los bares. ¿Vas a cerrar el bar? ¡No jodas! Hoy quiero rock and roll. Y no me hables de futuro, es una ilusión. Es mi sueño y voy a ser más rápido que ellos, echar todo a perder, un día tras otro. Estoy vivo y no tengo fecha de caducidad, ni pienso en el mañana; y no sé si estoy en lo cierto, lo cierto es que estoy aquí, otros por menos se han muerto: maneras de vivir. Hoy sólo quiero que bailes junto a mí, y te sueltes el pelo, y luego si quieres, el sujetador.
Pero si me dan a elegir, entre tú y ese sueño, donde libre es el vuelo, pa' llegar al olvido; si me dan a elegir, me quedo contigo.
Porque hoy he soñado, en otra vida, en otro mundo... pero a tu lado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión