Genocidio en las escuelas
Con el informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU, parece que hemos superado las estériles digresiones semánticas sobre el dichoso genocidio ... de Gaza. Solo se resisten a llamar a las cosas por su nombre esos recalcitrantes que viven atados a su ideología y no piensan por sí mismos: los que tienen que esperar a las palabras de su partido, pero sí pueden llamar kale borroka y Sarajevo a una protesta ciudadana. Aunque la nomenclatura es lo de menos. En mi artículo del 9 de enero de este año denominé lo de Gaza como «el genocidio mejor documentado de la historia»; es decir, lo que pasa allí lo estamos viendo y no puede haber dudas.
Lo triste es que para la banda terrorista Hamás los muertos son mártires, para el cabrón de Netanyahu son solo estorbos que hay que aniquilar —la relatora de la ONU cifra ahora en 680.000 los muertos pero tampoco piensa actuar—; y para el PSOE y el PP son solo un cálculo electoral. Así que es difícil ser optimista.
Greta Thunberg, desde la Flotilla Global Smud que transporta ayuda humanitaria a Gaza, declaró: «Creo que las escuelas deberían mencionar las señales de alerta temprana de genocidio» y añadió: «Necesitamos enseñar a los niños desde una edad temprana que este es un camino muy, muy peligroso. Es absolutamente crucial para comprender cómo es nuestro mundo, si queremos hacer algo para cambiar»
La escuela debe estar abierta a su entorno. Debe ser consciente del tiempo que le ha tocado vivir. No se debe proteger al niño, haciendo que mire para otro lado. Hay que fomentar su capacidad de análisis, según su etapa de desarrollo, para que aprenda a sacar conclusiones sobre lo que está pasando y pueda reconocer esas señales que anticipan el desastre.
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