Germinal
Germinal era el nombre utilizado en el calendario revolucionario, instaurado después de la Revolución francesa de 1789, para denominar al mes correspondiente entre marzo y ... abril, cuando se procede a la siembra y su posterior germinación. También es el título de una novela de Émile Zola que narra la historia de unos mineros del norte de Francia en 1860, que deciden hacer huelga por sus condiciones miserables de vida, demandando subidas en sus salarios.
Por aquel entonces se vivía al día y desde el inicio de la huelga los mineros dejaban de percibir su salario. Recuerdo que me impresionó que los mineros veían cómo morían sus hijos de hambre o enfermedades y sin embargo no retrocedían en sus demandas. Los patronos de la mina rechazaron las subidas y contrataron nuevos trabajadores, protegiéndose a su vez con seguridad armada. La historia acaba en tragedia, y la mina vuelve a su situación anterior a los paros.
Pero algo queda. La germinación a la que alude el título del libro. La semilla plantada que acaba brotando más adelante. Y de ahí, mediante una elipsis cinematográfica, hasta nuestros días en que gozamos de derechos y libertades que debemos en gran medida a aquellos mineros, y a otros que, incluso con sus fracasos, nos enseñaron el camino a seguir, la diferencia entre lo legal y lo legítimo, la indignación en contraposición a la resignación.
Aquel libro me enseñó a respetar a aquellos que protestan, que se quejan, que denuncian, aunque lo suyo se quede en meros símbolos. Respeto incluso a aquellos con los que no estoy de acuerdo. El tiempo acabará diciendo si aquello germina. O no.
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